Atormentados

Siempre he sentido debilidad por ellos. Por los personajes complejos, llenos de traumas, de secretos, de miedos. Por ésos que viven atormentados por un pasado, por un secreto o por ellos mismos, por su propia forma de entender la vida.

Me he apasionado siempre por personajes de este tipo en todos los campos de mi vida. Aborrecí a la Emma de Jane Austen, porque me parecía cursi y hortera. Me enamoré de Madame Bovary, porque conforme iba leyendo, sabía que se dirigía, inevitablemente, a la tragedia. Me cabreé mucho cuando Bruce Willis se enrolló con Cybil Sheppard en “Luz de luna”, porque si ya no sufrían, ya no tenía gracia. Me enganché a Expediente X porque el protagonista era un tío siniestro lleno de traumas y la chica una pseudo reprimida condenada a ser infeliz por los siglos de los siglos.

Cuando empecé a ver “El internado”, me pareció una serie entretenida, con buena factura y con mucha pasta de por medio. No esperaba encontrarme a uno de éstos.
Y ahí va uno, cuesta abajo y sin frenos, cuando alguien te da una patada en la boca. No sé cómo lo han hecho los señores guionistas, pero la serie “adolescente” (jajajaja, me río un montón cuando veo el calificativo al lado del nombre de la serie en los periódicos) ha parido a un atormentado, a uno de ésos personajes que quedan en la memoria colectiva y permanecen como el mejor recuerdo de una historia.

Fermín viene en capas, como la cebolla. Y Raúl se adueña de cada una de ellas.
Afuera del todo, en la superficie, está el Fermín del primer capítulo. El que huye en nave nodriza cuando ve por primera vez a María. El tipo de los calzoncillos de corazones. Raúl se convierte en un tío simpático, sonríe y pone cara de buena gente. Nos gusta.

La segunda capa pica un poco, pero el sabor no desagrada. Ahí, nos regala otro personaje, hermano e independiente del primero, que mira de otra forma, que habla de otra forma, que modula su voz en una dimensión distinta. Ya sabéis, el tío sin escrúpulos, es tío listo, el que busca algo y no encuentra, el que se guarda la pistola en los pantalones.

Al llegar al centro, amarga. Porque hay un pasado que quema, un dolor interno que condiciona cada uno de los actos del hombre. Un pasado para Fermín que nunca sabremos si fue inventado sobre la marcha, o ya venía dado desde el principio, pero que ha sido un acierto. Aquí Raúl se vuelve a transformar. Aquí le brillan los ojos, la voz desciende a los infiernos, tuerce el gesto y te araña.

Que un actor sea capaz de dar tantos matices a un personaje es digno de elogio.

A Raúl se le da bien transmitir el dolor. Quizá ayude que su físico no sea el típico estereotipo de hombre guapo. Supongo que tendrá que ver que tenga una mirada tan sumamente poderosa. O igual es simplemente que es un actorazo, yo qué sé.
Eso sí, los guionistas también se han dado cuenta. Destaparon la primera capa, y vieron que les gustaba lo que venía detrás. Y decidieron ir un poco más allá. Mil gracias, éste es nuestro Fermín favorito…

8 comentarios:

parchis dijo...

Chiqui, nena, como a Raúl, a tí también se te da bien lo de transmitir.

Me has emocionado con tu artículo. No te digo más.

Anónimo dijo...

Que gran escrito, estoy con parchis en que tú también sabes transmitir. También me he emocionado, a cada capa que describias me imaginaba a Raúl en alguna de las escenas en las que cambia totalmente de registro, que razón tienes! Es un gran actor!


Luna

chiqui dijo...

Muchas gracias a las dos, el mérito es del actor. :P

Luna, me encanta leerte por aquí. Y creo que podríamos tener fructíferas charlas vía msn. Luego te agrego y a ver si nos conoces a las tres, que creo que vamos a hacer buenas migas.
;)

Escarlata dijo...

Joer Chiqui hija que con tanta cebolla tengo los ojos humedecidos xd.
Nena hazte escritora xd, yo ni de coña escribo un articulo al lado tuya y de Parchis no llegó xd.

Lau dijo...

Yo lo flipo, y que la humanidad se pierda un libro escrito por ti,...

Me he emocionado al leer el articulo, y he recreado las escenas en cada parrafo.

Dices que el merito es del actor, sí es del actor, pero tambien es tuyo, porque nadie transmite como tú.

Escarlata, animate leñes.

parchis dijo...

Eso digo, yo. Escarlata, nena, lánzate con algo. Y no me seas así, que si está escrito por tí, nos gustará seguro, xd.

Anónimo dijo...

Chiqui, me has emocionado... conforme iba leyendote las palabras salian del ordenador formando recuerdos de todas las veces que Fermin me ha sorprendido por lo que esconde su interior y todas las veces que he admirado a Raúl por saber transmitir tanto con tan poco...
de él una simple mirada lo dice todo...
de ti incluso leer entre líneas resulta satisfactorio.

Anónimo dijo...

Joder, chiqui!

Me faltan las palabras para expresar lo que pienso de este articulo que has escrito. Es simplemente brillante. Lo grande que Raul es en escena, lo eres igual tu con el teclado.

Me has puesto la carne de gallina.

Nicole