Navidad, dulce Navidad

Los polvorones, los villancicos, los Reyes Magos, las burbujas Freixenet, ¡Qué bello es vivir!, las luces en las calles, la fiebre consumista. El espumillón, los buenos deseos, los petardos, el belén, el especial de Raphael, los muñecos de nieve, el “Vuelve a casa, vuelve,…” y “Las muñecas de Famosa se dirigen al portal…”. Las doce uvas, el calvo de la lotería, el intercambio de postales, Chencho en La gran familia, la capa de Ramón García, los anuncios de perfumes,…

Sí, lo sé, lo sé. 1 de agosto en el calendario, un sol de justicia en la calle, y en blog nos da por evocar las navidades. Consecuencias de que las administradoras estemos profundamente taradas, supongo.

Todo lo citado en el primer párrafo, forma parte del gran circo que irremediablemente se pone en marcha cada año cuando llega el mes de diciembre. Me he dejado en el tintero de forma premeditada el que tal vez merezca la consideración de número estrella en este espectáculo circense: la cena familiar de Nochebuena. Clásico entre todos los clásicos, la cena de Nochebuena reúne en torno a la mesa a primas, hermanos, tías, cuñados, suegras, yernos, sobrinas y demás familia. Como todos los demás ritos y costumbres navideñas, la cena de Nochebuena permanece prácticamente imperturbable a través del tiempo, y así año tras año, el tío Paco y el tío Antonio terminan enzarzándose en una terrible discusión sobre quién fue el culpable de malvender aquella tierra tan productiva, tu madre vuelve a contar aquel olvidable episodio de tu infancia que por más años que pasen no deja de hacer subir el rubor a tus mejillas, el abuelo termina contando la historia de la llegada al pueblo de la primera televisión, y del pisto que se daba el tío Macario por ser el propietario del invento, y la prima Carmen acaba cantándose “Hacia Belén va una burra” con una mano en la pandereta y la otra en la botella de vino que se está trincando ella solita.

Las cenas de Nochebuena de cada familia son un mundo particular, y Thornton Wilder decidió en 1925 coger papel y pluma y crear una familia para contarnos lo que se cocía en sus cenas navideñas, para así mostrarnos a través de ellas el paso inexorable del tiempo. La obra de Wilder recorre 90 años de la historia familiar de los Bayard, en los que vemos pasar por la mesa tres generaciones distintas y asistimos a la decadencia de la estirpe protagonista.

Unos cuantos años más tarde, en el 2004, La larga cena de de Navidad cobraba vida en el teatro de La Guindalera bajo la dirección de Juan Pastor, y con Raúl Fernández en la piel del egoísta padre de familia Tino, tal vez el personaje más detestable que el actor haya interpretado jamás junto con el mezquino Venguérovich de Platonov.

Los temas tratados en torno a la mesa de los Bayard no difieren mucho de los de cualquier otra familia, son conversaciones banales en apariencia con un recuerdo especial para aquellos que ya no están, pero su calidad poética nos recuerda que es el mismísimo Wilder quien pone las palabras en boca de los protagonistas.

El curso natural del mundo obliga a que, a lo largo de los 90 años en los que la obra transcurre, la vida y la muerte estén más que presentes. De modo simbólico, en un extremo del escenario tienen lugar los alumbramientos de los nuevos miembros, mientras que por el otro vemos desaparecer a los que fallecen a través de una cortina negra. En medio del tono jovial y lúdico que caracteriza a La larga cena de Navidad, el tema de la muerte se trata sin dramatismos, pero de modo que cada fallecimiento consigue conmover al espectador.

Wilder y Pastor atinan a mostrar también esa sensación de “repetición de secuencias” en las cenas navideñas de la que yo hablaba al principio de la entrada. A pesar del paso del tiempo, cada cena de los Bayard se parece sospechosamente a la del año anterior, de modo que aunque algunos miembros vayan desapareciendo, sus roles son asumidos por otros familiares: como suele decirse, algo tiene que cambiar para que todo siga igual.

La Guindalera puso en marcha La larga cena de Navidad en las navidades de 2004/2005 y repitió experiencia en las de 2005/2006 y en las de 2007/2008. Con estos antecedentes, esta vez no podemos decir con mucha seguridad que perdimos la oportunidad de ver el montaje, porque tal vez alguno de los próximos años decidan volver a la carga con la obra, y nosotros estemos allí sentados para verlo. ¿No os gustaría?


13 comentarios:

Beatriz dijo...

Esta es la obra esa en que el señor este manda a un hijo suyo a la guerra mundial y con otro no se llega a reconciliar ¿no? Pues mira que a mí me gustaría ver a Raúl en un papel de malo, a ver si le ofrecen algo así para la próxima vez en la tele si el internado no acaba en el 2020 ;)
Y si no, pues Platonov

Beatriz dijo...

ah, toda la enumeración de cosas muy buenas, especialmente la capa de Ramón y el chencho saludos

Escarlata dijo...

Joer mira que sabia de esta obra pero nunca supe que Raul hacia el papel de malo.
Dios Chencho se nota que pasan los años jajaaja.
Enhorabuena por el reportaje como siempre sois una maquinas.

Vampi dijo...

chencho? voy a buscar en google

parchis dijo...

Jajajaja, sí, Chencho se llamaba el pobre crío xD. ¿No habéis visto nunca La gran familia? ¡Qué viejuna que soy!

Es una peli bastante antigua, pero hace unos añitos la ponían por Navidad. La escena mítica de la peli es cuando al abuelo (Pepe Isbert, seguro que cuando lo veáis sabeis quien es) se le extravía el susodicho Chencho. Ésta es la escena (decidme que os suena, por dios xD):

http://www.youtube.com/watch?v=fMLxv_psgt4

Escarlata dijo...

Jajaja lo sabia Parchis las administradoras somos de lo mas antiguas jaaja ay que me da.

Vampi dijo...

yo al chencho ese no le conozco de nada jajajajajaja. Eso parece de los años 20

lucia dijo...

jajaja, gran entrada parchis! y yo tambien me acuerdo de chencho! que pena daba cuando se perdia, y no es que seamos viejas, es que año tras año por navidades, como bien dice parchis, ponene esa pelicula(y pepe isbert lo borda). toda esa lista de cosas que mencinoas al principio del articulo me han traido muy buenos recuerdos, aunque ahora pensar en polvorones con este calor me abruma!(y no seais mal pensadas jejej)
esta obra si que no la conocia, que ilusion me ha hecho descubrir esta novedad! eso si no reconozco a raul en la fotos que habeis colgado!
muchos besos

Beatriz dijo...

como que no está ¿no? La peli yo me acuerdo de una escena en que veían la tele del vecino por la ventana o algo así y otra que se perdía el chiquillo en la plaza
Como se nota que yo también soy de las más mayores, que depre jaja

Escarlata dijo...

Jjajaj Ya veo que no soy la unica vieja xd jaja.

Luci el de las fotos no es Raul creo que es Alex Tormo pero mis chicas te lo aseguraran mejor.

Nicole dijo...

Lo que me gustaria a mi ver a Raul interpretando un personaje cabroncete. Con un poco de suerte me puedo escapar a Madrid por esas fechas e ir a verla.

Gracias, Parchis. :-)

parchis dijo...

No, en las fotos no sale Raúl. Sólo encontré tres fotos de la obra en la red, y las tres eran de la misma escena.

Efectivamente el de la foto el Álex Tormó. Escarlata ya controla una barbaridad :P

Chiqui dijo...

Ains, ya cambiaba yo mi cena de Nochebuena con el tío Macario (XD) por irme de cenita con este tío tan malvado, jajaja. :P