Otra vez, yo (por Adriana)

Nuestra cubana favorita vuelve a la carga después de un tiempo con un artículo más esperanzador que nostálgico. No os perdáis lo que Adriana tiene que decir sobre el final de El internado y los nuevos proyectos de Raúl ;)

El fin de algo no siempre significa algo terrible.

Así lo pensé luego de que el Internado llegó a su final, cuando tuve la absoluta certeza de que no vería más a Fermín a causa de esa muerte estúpida, o de que esas escenas románticas que siempre esperábamos ya no regresarían jamás. Me quedé renuente a ver la tele, a pegarme a otra serie como lo había echo con esta, pero mi adicción triunfó al final; y voy y me pego a White Collar; luego a Merlín y a la increíble historia de amor entre Arthur y Guinevere que no hacía mas que recordarme la historia fermaría.

Después de un largo proceso de desintoxicación fermaría con altas dosis Raulistas puedo volver a escribir sin sentir tanta pena. Una vez más, por Raúl, y sus proyectos que para felicidad nuestra no dejan de lloverle como aguacero en mayo. El hecho de que ya forme de una nueva serie de televisión no resulta nada asombroso (al menos no para ninguna de nosotras) después de su destaque magistral en la serie.

Nuevas propuestas, nuevas obras de teatro.... ¡Y ese bendito Madrid que me sigue quedando tan lejos! Las crónicas de las visitas no hacen más que afilarme los dientes y hacerme ver que la lista de las que no lo hemos visto en acción encima de las tablas se va acortando. Todo esto me seguía llevando al blog, a continuar con mis visitas, que se volvían esporádicas pero que siempre me llenaban de información, y aliento. Pocas veces comento, pero mantengo con mucho cariño la URL del blog en mi marcador.

El trabajo de Raúl más allá de la tele queda fuera de mi alcance, y no porque lo quiera. No separan una buena cantidad de kilómetros que incluye mar, tierra y puede que hasta cayos, islas, etc. Nada me encantaría más que ver su actuación en “Amadeu” o en alguna otra, donde pueda tener al fin mi momento de gloria y contribuir al álbum del blog. Mientras me quedo tranquila porque sé que Uds. tratarán siempre de dar lo que alcanzo.

Hasta aquí mi nueva parrafada. Me ha costado este final lo que nunca, pero ya estaba escrito el resto. Solo me queda esperar a que el nuevo serial empieze, porque sé de antemano que valdrá la pena verlo, no solo por nuestro bienamado y (casi)perfecto actor, sino también para comentarlo luego con ustedes. Ruego porque este año las puertas de un teatro español me reciban, y así llevarme conmigo de regreso un recuerdo imborroble. Supongo que será todo un evento y que por supuesto, valdrá la experiencia.

Echando humo.

Así me hallo. Este artículo no va de teatro, ni de series, ni de actores. Va más bien de libertad, que es algo que ha imperado desde el principio por estos lares. Aquí se ha hablado de casi todo, y vistas las últimas noticias, no puedo resistirme a escribir sobre ello. Os pongo en antecedentes para justificar mi indignación.

La ministra de Sanidad, Leire Pajín, a la que al margen de convicciones políticas habría un amplísimo vocabulario con el que adjetivarla, habló hace unos días al propósito de la prohibición de fumar durante el desarrollo de ciertas obras teatrales en cartel. Parece ser que a la señorita Pajín le parece poco el daño hecho a la cultura por su bienamada colega, la señorita Sinde, y también parece dispuesta a opinar sobre el mundo de la farándula y el teatro en general.

Dice la sosudicha que, tal como se hace con los asesinatos, también se podría simular que se fuma sin hacerlo realmente. Acudieron prestos los chicos del musical "Hair" (ahora en Barcelona, y denunciados hace unos días por un espectador) para especificar que no fuman tabaco, sino albahaca, hojas de nogal y otras plantas inofensivas.

Y en esas estamos. Porque mi cabeza, señores, echa humo. Se enciende ante la incompresión. Debe ser que mis pocas neuronas, corrompidas por la nicotina, no dan para más. Pero se me hace demasiado difícil, demasiado complejo, entender que en este siglo nos esté pasando esto. Porque entiendo que nadie tiene que tragarse el humo del vecino con su filete y sus patatas. Entiendo que el que quiera tomarse una copa en una discoteca no quiera fumarse tu Marlboro. Lo entiendo casi todo a este respecto. Pero no me entra en la cabeza que se cercene, se censure de este modo, el espíritu del teatro, el arte de crear un personaje.

Y sobre todo, me da miedo por lo que pueda suponer. Hoy es el tabaco, compañero fiel de Sherlock Holmes y del poeta en Nueva York de Lorca, fetiche en los dedos de la Stone, atmósfera en Casablanca. Pero ¿qué será mañana?

Dice Boadella, director de "Amadeu", que "la segunda parte será prohibir “Otello” por inducir a la violencia de género, u otras obras de Shakespeare por invitar al asesinato. Mal vamos si no se entiende el mundo del teatro como una excepción, un lugar donde ha de imperar la libertad."

La directora Tamzin Townsend, una de las imprescindibles de la escena en España en los últimos años, dice que "acabaremos por no poder desnudar a los actores ni decir tacos: el teatro tiene que representar la vida".

Para otro reconocido director, Ernesto Caballero, "la corrección política no se puede imponer sobre las obras porque nos quedaríamos sin las pitilleras de Oscar Wilde, sin Shakespeare, sin Esquilo, sin Sófocles, sin Molière... Esto es algo muy chocante que denota una incultura pavorosa".

No temáis, que nos apañaremos. El teatro no dejará de ser teatro por fumar cigarrillos eléctricos, por cambiar los "Cojones" por los "Recórcholis" o por omitir la misoginia de Otello, sustituyéndola por una leve adicción a los "Sálvame" de Telecinco, por poner un ejemplo de algo que sí está bien visto y que no produce daño en ningún ser humano.

Dice la Pajín que "En este país hay mucho talento y se sabrá perfectamente cómo hacerlo". Para talento el tuyo, guapa.

Fuentes: 1, 2, 3.

"Se busca reportero rockero para entrevistar a conocido compositor de zarzuelas"

Amadeu tocó a su fin este pasado domingo. No tengo muy claro si por estar alojada en los teatros del Canal, por estar dirigida por el señor Albert Boadella o por las dos cosas a la vez, pero lo cierto es que han sido muchas las páginas reales y virtuales que esta obra ha llenado. Hoy os traemos un artículo aparecido en las noticias de RTVE que se nos quedó en el tintero en su día, pero que merece la pena rescatar porque pone el foco en el personaje de Jordi. Disfrutadlo ;)


Aún al Arte le permiten licencias. La ley Anti-Tabaco no parece haber llegado al escenario de la Sala Roja de los Teatros del Canal, en Madrid. Hasta el patio de butacas llega el olor de los diversos humos. Aqui todos fuman sin miedo. Tabaco de picadura, en el caso del, Amadeo Vives, que fuma mientras toca el piano. "Canutos" son los que fuma el reportero Jordi sin parar, durante toda la función. E incluso las cantantes que se aparecen ante los dos actores, fuman cigarros puros; lógico teniendo en cuenta que interpretan el dúo de fumadoras de La Chipén, obra que Amadeo Vives firmó en 1907.

Fumar no es la única característica que une a Amadeo Vives (Antoni Comas) y al jóven reportero Jordi (Raúl Fernández). Los dos, por ejemplo, tienen un problema en la pierna que les hace cojear. Son "impedidos", dice Vives, en el lenguaje de su época y no "discapacitados" como diríamos hoy. Fuera de esas dos coincidencias nada une al compositor y al periodista que Boadella hace coincidir en Amadeu, la obra teatral sobre Amadeo Vives y sus zarzuelas que estrenó oficialmente el sábado 22 de enero, en los Teatros del Canal de los que es además, director.

Jordi es un redactor especializado en rock que vibra escuchando con sus cascos las tendencias más duras del género. Un día, con la excusa de una noticia publicada en La Vanguardia ("Los restos del compositor Amadeu Vives pueden acabar en la fosa común"), le encargan un largo artículo sobre la figura de Amadeo Vives, un personaje del que ignoraba hasta el nombre. La noticia, que es real y apareció en el diario catalán el miércoles 2 de noviembre de 2005, es la excusa para que el periodista, tras un rápido vistazo por You Tube y Google, inicie una "investigación" sobre el personaje.
El pasado y el presente, cara a cara

Pero a Jordi no le bastan las herramientas tecnológicas. Necesita tanta inpiración como un artista romántico. Con ayuda del hachís, consigue que el compositor de zarzuelas se la aparezca. Con su traje, bastón, y un fuerte acento catalán, Vives entra en un diálogo, a veces cómico, con el reportero de nuestro tiempo. Un diálogo sobre su vida y su obra y muchos asuntos más, por ejemplo, la cuestión del nacionalismo catalán. En un momento dado, Jordi -hijo de charnegos- le recrimina a Vives por haber exaltado el sentimiento regional con su música.

Ese intercambio de ideas entre el viejo músico y el joven reportero es la excusa perfecta para que vayan circulando por el escenario, pasajes de zarzuelas como Doña Francisquita, Bohemios, Maruxa o La Generala, así como las canciones y coplas eróticas creadas en la juventud del compositor. A medida que aumenta su fantaseada relación con Vives, el joven periodista tan aficionado antes al rock, va cambiando sus conceptos sobre el arte, la vida y la política. Al final, simpatiza con ese personaje que abandonó su Cataluña natal para disfrutar de la vida madrileña ("Cataluña era la madre, Madrid, la novia" llega a decir Vives, en la obra) al máximo.

Jordí también comienza a sintonizar con el personaje histórico cuando descubre que la imagen que las biografías suelen presentar de él -hombre religioso y de familia- poco tiene que ver con la agitada vida amatoria que Vives habría llevado Vives en Madrid. También ve con otros ojos al musico cuando se entera de que fue tachado de españolista por algunos sectores catalanes de su época, por el simple hecho de escribir zarzuelas en Madrid.
Reivindicación de la zarzuela

“La música de Amadeo Vives figura como una de las más penetrantes e inspiradas entre los compositores liricos del siglo XX. Sin embargo, como la historia tiende a repetirse, el personaje y su obra poseen también un interés especialmente significativo en el actual contexto español", explica Albert Boadella, autor y director de este montaje que estará en cartel hasta el 13 de febrero, en los Teatros del Canal, que dirige.

El director catalán asegura que no ha pretendido construir una de esas antologías de zarzuela "con las que tanto nos han castigado" sino crear un espectáculo en el que el público perciba que el texto no se usa para justificar la música sino que ésta se integre con naturalidad. Para ello, ha contado con la orquesta y coro Jorcam Académica dirigida por un músico con mucha experiencia en el repertorio español, Miguel Roa. La orquesta está presente durante todo el espectáculo, detrás de los actores, sobre las tablas.

Otra participación artística fundamental del montaje es la de cantantes con experiencia en zarzuela (Yolanda Marín, Lola Casariego, Auxiliadoria Toledano , Francisco Corujo, entro otros) que son quienes, vestidos de época, se intercalan entre los diálogos de Vives y Jordi. El coro y los solistas son los encargados de que en Amadeu puedan escucharse no sólo piezas de conocidas zarzuelas de Vives sino también conocidas canciones de la época como L'emigrant y La Balanguera, canción de 1926 que luego se convirtió en el himno de las Islas Baleares.

Tampoco faltan en otro momento de la obra, citas desde el piano de Vives a sus compositores favoritos como Bach y Beethoven.

Pero sin duda, los personajes que llevan el peso de la acción dramática son los dos protagonistas. El tenor y actor barcelonés, Jordi Comas, un reconocido intérprete de música contemporánea quien gracias a la caracterización se ha echado veinte años encima para encarnar a un Vives casi anciano. Y el joven actor Raul Fernández que ha aportado su experiencia en teatro (Traición, Harold PInter) y televisión (El internado) para crear un personaje ágil y simpático para el público, el de Jordi, un reportero que termina publicando lo su corazón le dicta, mientras le lanza un corte de mangas a su redactor-jefe.

Desireé en "Amadeu".

Los mejores críticos teatrales siempre sois vosotros, los que asistís a ver las obras y luego nos contáis la experiencia. Si ya teníais ganas de ver "Amadeu", esperad a leer lo que nos cuenta Desireé, que voló hace unos días hasta Madrid para disfrutar de la función, del trabajo de Raúl y de un momento carpetero como sólo nosotras podemos vivir a estas edades. No os la perdáis. ;)

La semana pasada estuve unos días en Madrid, así que el sábado me planté en los Teatros del Canal para ver a Raúl en Amadeu.

Fue curioso ver en vivo y en directo lo que había visto en los videos del blog, como el momento caracola. xD La verdad es que el teatro es algo mágico y es normal que los actores disfruten tanto con él. Como ya sabéis, Raúl interpreta a Jordi, un periodista que tiene que escribir un artículo sobre Amadeu y la polémica que surge cuando un periódico catalán publica una noticia informando que los restos del compositor pueden acabar en una fosa común. Como Berta ya hizo un muy buen resumen de la obra, a mi sólo me queda dar mi humilde opinión.

Nunca había ido a la zarzuela aunque por lo que sé creo que Amadeu no es 100% una zarzuela. A mi me pareció muy dinámica, entretenida y divertida con una historia de fondo interesante y dura porque al fin y al cabo el pobre Amadeu era un incomprendido. Hay varios momentos de crítica muy bien disfrazados con ironía y humor, lo que hace la obra aún más interesante. Hay una frase dicha por el personaje de Jordi (no la digo por si alguien va a ver la obra) que arrancó el aplauso de casi toda la sala. Sin embargo, a mi lado había un matrimonio al que no le gustó nada la reacción del público porque comentaron, bien alto para que se oyera, que el aplauso no estaba bien. 0_0

La forma de contar la historia me parece muy original porque al fin y al cabo todo lo que ocurre es producto de la imaginación de Jordi lo que da lugar a escenas muy cómicas y bonitas entre los dos personajes principales. Me llamó mucho la atención que tanto la orquesta como el coro estuviera formado por gente tan joven y con tanto talento. La respuesta del público fue muy buena y los aplausos duraron varios minutos. Albert Boadella estaba en la sala viendo la obra así que cuando Raúl le invitó a subir al escenario la ovación fue impresionante.

Con respecto a Raúl… puff que puedo decir de este peazo de crack. Es increíble poder verle actuar y oír esa voz tan bonita que tiene y que tan loca nos vuelve jajaja. Es un actor increíble que con un simple gesto ya llena todo el escenario. Me encantó su personaje al que la cojera no le impedía ir de un lado a otro e incluso menear el cuerpo y bailar un poquito. ¡Un diez para Raúl! No me defraudó y sólo tengo buenas palabras para él y su interpretación. Estoy deseando verle en la serie nueva porque creo que la comedia se le da muy bien y nos va a dar muy buenos momentos.

No voy a negar que si fui a ver la obra es por él, pero si Amadeu va de gira por tu ciudad no dudes en ir a verla. Puede asustar que sea zarzuela, pero es mucho más que eso. ¡¡A ver Amadeu he dicho!!

Se me olvidó decir que fui a la obra con mi madre y mi hermana y a las dos les gustó muchísimo. Mi hermana ya conocía a Raúl de verle en El internado pero mi madre, que no lo conocía, se quedó encantada y ya quiere verle en BuenAgente. Además, me dijo de Raúl que es muy guapo y tiene muy buenos brazos ¡¡que buen ojo tiene esta mujer!! jeje

Y ahora viene mi momento “carpetero”:

Al salir del teatro estuve esperando a ver si veía a Raúl. Como tengo menos luces que Berta, no se me ocurrió entrar por la puerta por la que salen los actores y músicos, así que me quede fuera congelándome un poco ¡¡si hasta me colgaban estalactitas de las pestañas!! pero no importa, la espera valió la pena porque pude a Raúl (ay omá que rico con esa barbita).
Me dio vergüenza molestarle porque iba hablando por el móvil y además estaba acompañado (yo diría que eran mis suegros, quiero decir, sus padres). Tenía que saludarle sí o sí, así que no le quité el ojo de encima (el ojo de gran hermano a mi lado es un aficionado) y esperé hasta que terminó de hablar por el móvil y entonces, con voz de niña buena, le dije: Raúl y cuando se giró y me miró se me cayeron las bragas jajajaj siento ser tan literal jajajaja.
Cuando se giró lo saludé y lo primero que hice fue pedirle perdón por molestarle. Fue muuuuuy educado y amable. Le dije que era de Tenerife y me estuvo contando que hay un paisano mío en la obra. Luego, con toda la confianza del mundo voy y lo llamo “Raulito” 0_0 ¡¡Tierra trágame!! Le estaba contando que iba a estar tres días en Madrid y añadí con toda la naturalidad del mundo: “Y si vengo a Madrid yo tengo que ver a Raulito en zarzuela o donde sea”. Menos mal que le hizo gracia y se rió XD

Después de la foto, donde el sale para comérselo pero yo salgo para que me arreglen con photoshop, me firmó el programa para vosotras y el blog, así que espero que os guste el detallito. Le felicitamos por su trabajo y por la obra y nos dijo que se alegraba de que nos hubiera gustado. Nos dio las gracias y se despidió de nosotras con dos besos y mientras se alejaba yo me quedé levitando y flipando en colores. Se me olvidó desearle mucha suerte para su nueva serie, pero como ya os dije, me quedé levitando cuando se fue :D ¡¡Si es que este niño es un cachito de pan!! Qué buena gente es y qué guapo (babas babas jeje)

Ver a Raúl en el teatro ha sido una experiencia increíble que espero poder repetir.

Y aquí, el mencionado regalo. ¡Muchísimas gracias, Desi! :)

Boadella suma esencias

La obra de Boadella protagonizada por Raúl que aún puede disfrutarse en los Teatros del Canal sigue acaparando artículos y críticas positivas en la prensa. En este que nos ocupa hoy, Marcos Ordóñez revisa para el país lo mejor y lo mejorable de "Amadeu", y nos regala una crítica llena de sentimientos y sensaciones propias.

La obra sobre el músico Amadeo Vives es de lo mejor que ha hecho Boadella en años: auténtico teatro musical, con grandes ideas de dramaturgia y dirección, con un equipo de lujo (orquesta, solistas, coro) y un descomunal trabajo de Antoni Comas.
Empiezo por el final, un final que a muchos seguidores de Boadella les parecerá insólito. 1932. Amadeo Vives está agonizando en su cama. Le acercan un teléfono para que pueda seguir el estreno en el Apolo de Doña Francisquita. Vives lo intenta, pero hay demasiadas interferencias: prefiere imaginarlo. Cierra los ojos. Desciende de los telares una embocadura troquelada, casi de teatro infantil; el coro ataca, vibrante, el Canto alegre de la juventud que cierra la zarzuela. Un sacerdote le pide que rece con él y Vives reza un padrenuestro. En catalán. Un singular silencio, entre tenso y expectante, flota sobre el público del Canal. Vives dice: "Lo aprendí así. Es mi lengua materna".

Quizás esperasen una chanza de Boadella, pero el momento era, a mi entender, muy sentido, y purísimo. Como lo que viene a continuación. Un tenor, a la izquierda, comienza a cantar L'emigrant: "Dolça Catalunya / patria del meu cor...". A la derecha, una soprano arranca el Marabú de la Francisquita: "Ay que me mu, que me muero / San Juan de la Cruz". Las dos canciones, las dos lenguas, los dos sentimientos parecen unirse en una sola voz, una sola música. Una idea preciosa, clara y profunda, puro teatro musical, un género que Boadella mamó en su infancia y en el que ha debutado como si no hubiera hecho otra cosa. Hay torpezas antiguas: su inveterada tendencia a remachar el clavo, a explicar verbalmente, como sucede en el epílogo, lo que acaba de mostrar dramáticamente. Y hay tendenciosidad, para llevar el agua al no menos viejo molino. Bajo sus aspas, Vives se va a Madrid ("se ahogaba en Cataluña") y se convierte en "mofeta en su tierra", como diría Cabrera Infante. Boadella es de los que se niega a que la realidad desbarate sus teóricas, de modo que escamotea un dato fundamental: Vives murió en Madrid, pero su entierro en Barcelona, el 6 de diciembre de 1932, fue una impresionante manifestación de duelo, encabezada por el presidente Macià y las principales autoridades catalanas, que desbordó la Vía Layetana y el paseo de Gracia.

Mi abuelo, que tocó durante años en la compañía de Marcos Redondo, recordaba siempre aquel entierro con lágrimas en los ojos. A mí (teóricas aparte) se me han saltado las lágrimas varias veces viendo Amadeu, por el respeto y el cariño con el que Boadella ha tratado al personaje, por su amor a la zarzuela y por los grandes logros que alcanza: me parece la función más sobria y más inspirada que ha hecho en mucho tiempo. Hay, de entrada, una torrentera de música muy bien elegida e interpretada: los clasicazos (Doña Francisquita, Bohemios, La Generala), el soberbio trabajo de exhumación (desde el bolero Ay, maresita de La primera del barrio, con el que Vives comenzó su carrera, hasta la canción de las fumadoras de La Chipén), los himnos (L'emigrant, La Balenguera, y entiendo el término "himno" en un sentido profundamente sentimental, por encima de politiquerías, del mismo modo que, para mí, el Canto alegre será siempre el himno oficioso y perfecto de Madrid, de un "estado" del alma madrileña) y el Virolai (escuchado, otra preciosa idea, a través de una caracola de infancia), y fragmentos de Chapí (Vives se arrodilla ante La revoltosa), y hasta dos sonatas de Beethoven.

Como hay muchísimo que aplaudir y algunas cosas que retocar (en mi opinión), divido la crítica en dos columnas imaginarias: lo superlativo y lo mejorable. Superlativo: el sencillo y elegante espacio diseñado por Ricardo Sánchez Cuerda, con la orquesta en escena, al fondo; el piano en primer término, y un pasillo en medio para el movimiento escénico. Mejorable: el esquema dialogado, habitual en Boadella, que acaba haciéndose tedioso, aquí entre un joven periodista adicto al heavy (muy bien defendido por Raúl Fernández) y el aparecido Vives (ahora les cuento), con mensaje machacón y gracejerías baratísimas ("esta pierna se me ha quedado autonómica") a cargo del cojitranco reportero. Superlativo: el tentacular Antoni Comas, que interpreta de fábula a Vives (a mí me recordó a Terenci: la peluca rizada, las cejas mefistofélicas, la ternura y el sarcasmo), toca sin partitura y canta (pocos temas, lástima). Mejorable: el acento forzado (que ni Josep Pla) y el garabato físico (tenía brazo y pierna atrofiados, pero tampoco era Quasimodo). Superlativo: el retrato artístico y humano. Vives frenando los excesos retóricos de sus cantantes; inyectando en la música sus sentimientos más oscuros (el dolor por sus fracasos amorosos) en dos escenas antológicas: la romanza Por el humo se sabe dónde está el fuego, que canta como un eco de la voz del tenor, o el desdeñoso dúo de Fernando y Beltrana, que "mueve" como un maestro de marionetas (de nuevo, esencia de teatro musical: la canción revela personaje y hace avanzar la acción). Mejorable: la puerilidad de mostrar a Vives dirigiendo Bohemios mientras le bañan en dólares. Superlativo(s): la orquesta dirigida por Miguel Roa y Manuel Coves; el brillantísimo sexteto compuesto por Yolanda Marín y Auxiliadora Toledano (sopranos), Lola Casariego y Joana Thome (mezzos) y Francisco Corujo e Israel Lozano (tenores). Superlativo coral: obviamente, el Coro de la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid, dirigido por Félix Redondo y "movido" con imaginación y gracia por el coreógrafo (otro Superlativo para él) Ramón Oller. Tres momentazos (corales): cuando desperdigan las melodías de Vives (en dúos, en tríos) por las calles de Madrid (una idea digna del Trenet de L'âme des poètes); cuando se convierten en jauría reventadora de su primer estreno en la Villa y Corte; cuando muestran dónde están atados los hilos de los que tiraba la Generala en la Canción del arlequín. Superlativo Bis: la tan pasmosa como emotivísima escena en la que el coro, ante una enorme bandera cuatribarrada, demuestra que La Balenguera es pura pulsión telúrica (¿conocen algún otro himno que trate sobre las moiras que tejen el destino de los hombres?). Mejorable: el corolario "de aquellos polvos vinieron estos lodos", definitiva evidencia de que en el alma de Boadella coexisten un cosmonauta y un taxista.

Fuente

Berta en Amadeu

Y por fin Berta cumplió lo prometido y se plantó en Madrid para disfrutar de Amadeu. No ha querido pasar la oportunidad de contarnos lo que vio y, por supuesto, como fueron los minutitos que compartió con Raúl (Gracias, Berta!!!). No os lo perdáis ;)



“Amadeu” es una obra tan difícil de explicar y tan diferente, que no sabría muy bien como describírosla, como contaros con todo detalle como fue. Así que me limitaré a contaros algunos de los detalles de la obra y por supuesto, cómo vi a Raúl, en ese gran escenario.

Entramos a la sala roja de Los Teatros del Canal, que es la sala en la que se representa “Amadeu” y nos sentamos en las correspondientes butacas, allí en primera fila, esperando a que llegase la hora, se subiese el telón y apareciese Raúl. Mientras imaginábamos como saldría y como sería la obra, la sala se iba llenando poco a poco, tanto que daba impresión darse la vuelta y ver a toda esa gente allí.

A las ocho en punto comenzó la obra. Se subió el telón y allí estaba Raúl, encarnando a Jordi, un periodista al que su jefe (que os puede sonar como el loquero de El Internado, Chema Ruiz) le encarga escribir sobre Amadeu Vives, alguien de quien Jordi no tiene ni pajolera idea, para él Amadeu es un marciano y su música le suena a chino, pues a Jordi le gusta otro tipo de música muy diferente. Por esta razón, no tiene ni idea de cómo comenzar el artículo, por lo que se tiene que informar bien sobre Amadeu e imaginárselo. Entonces es cuando se da cuenta de que él y Amadeu no son tan diferentes, para empezar, comparten su cojera, los dos en la misma pierna. A partir de este momento, vemos como Jordi va entrevistando a Amadeu para poder escribir el artículo de una forma realista, sin inventarse las cosas ni escribir sobre lo que dicen de él, sino como el propio Amadeu se lo cuenta a él en su cabeza. Amadeu le cuenta cómo fue su vida y como fue su música, que es en los momentos en que podemos escuchar zarzuela en el escenario con unas estupendas voces y con una orquesta estupenda también, situada durante toda la obra al fondo del escenario.

En general os diré que es una obra estupenda, difícil de definir, con unos actores estupendos junto con la orquesta y las estupendas voces que podemos escuchar en el escenario y que, sobre todo, merece la pena ir a ver. Tanto es así que me quedé sorprendida al escuchar el gran aplauso del público, solamente por eso merece la pena estar allí, esa fue la respuesta del público tras la obra un enorme aplauso. Primero salieron a saludar los solitas, después los actores y junto a ellos el director de la orquesta. Todos ellos se llevaron un aplauso merecidísimo que me atrevo a decir, duraría varios minutos.

Por cierto, tengo que hacer una mención del público, la mayor parte de la gente era gente mayor, aunque también había gente joven y tengo que decir que no es una obra aburrida, al contrario, tiene muchas partes divertidas y la obra en general se hace muy amena, así que animo a los jóvenes a que también vayan a ver la obra, que a veces da palo que solo haya gente mayor!

Al terminar la función, salimos a la calle, pero no por mucho tiempo, no solamente por el frío que hace en Madrid, sino porque no nos podíamos ir de allí sin estar un ratito con Raúl para poder verle y felicitarle por su gran actuación. Así que entramos por una de las puertas por las que salen los actores (el edificio tiene varias entradas, pero una de ellas está reservada para la entrada y salida de los actores y la gente que trabaja allí) y esperamos a Raúl. Al poco rato bajó él y le pedimos si se podía echar una foto y nos podía firmar algún autógrafo. Como siempre, se mostró de los más amable y accedió sin ningún problema, a pesar de que tenía un taxi esperándole en la puerta. Y haciéndoos mención a vosotras, al blog, dijo que os espera por allí a que vayáis a ver la obra, algo que yo os recomiendo también, porque de verdad merece la pena. Á Raúl se le ve enorme en aquel escenario, que se le queda pequeño!

Y como remate de fiesta, Berta nos ha traído este saludo de Raúl al blog. Un problema técnico con la cámara hizo que esté cortado, pero aún así, no tiene desperdicio.

Lluís Segura nos habla de "Perro".

Dicen las malas y buenas lenguas que nuestra Belén es la mejor reportera que a este blog le pudo caer en suerte. Y no se equivocan.
Hace unos días, se aventuró a escribirle a Lluís Segura, director y guionista de "Perro", para saber un poquito más del corto. Y él, haciendo gala de una amabilidad sorprendente, nos ha contado alguna cosilla más de su creación.

Se trata de un cortometraje de ficción que narra la desventurada historia de un hombre que se convierte en perro por culpa del desamor. El slogan del film es: "El amor a veces te convierte." Se trata de una comedia romántica oscura, llena de humor pero también llena de lágrimas. Raúl interpreta el papel del protagonista en sus últimos días como humano, acongojado por su miedo a que le abandonen una vez se convierta en perro.
Ruth Díaz hace de coprotagonista y cierra el triangulo Pedro Gutiérrez Burgos.

Este es el punto de partida de "Perro" contado por su propio director y guionista. La premisa, desde luego, es tan original como interesante. Y claro, todo esto no hace sino ponernos los dientes aún más largos. Eso sí, aún habrá que esperar un poquito.

Lluís nos cuenta que el cortometraje está todavía en fase de montaje, y que podría estar terminado para Marzo. Atentos los que nos seguís desde tierras catalanas, porque parece ser que habrá estreno en Barcelona.

Además de estas pequeñas pinceladas sobre la trama y el posible estreno de "Perro", Lluís también ha querido contarnos cómo fue el rodaje y qué le ha parecido trabajar con Raúl. Y realmente, sus palabras son tan halagadoras que incluso nos han emocionado.
El rodaje fue una auténtica maravilla. Tanto el equipo técnico como el artístico dieron todo lo que podían de sí en un ambiente la mar de distendido y a la vez profesional. Con Raúl nos lo pasamos en grande inventando su papel perruno. (No hay ningún efecto especial ni maquillaje especial para su caracterización de perro). Raúl (como ya sabréis) es un actor como la copa de un pino. Él es la piedra angular de la película y su trabajo es espectacular y consigue hacer creíble y a la vez emocionante la interpretación de este "extraño" personaje. Jamás había trabajado con un actor tan profesional, entregado y generoso. Lo bueno de todo, es que aún siendo el monstruo interpretativo que es, es una persona afable y próxima y no se lo tiene nada creído.

No podemos terminar esta entrada sin darle las gracias de nuevo a Lluís Segura por su amabilidad y desearle muchísima suerte con este "Perro", que seguro, segurísimo, va a hacer mucho ruido en el circuito de cortometrajes españoles. ;)