Presentación de la Quinta Temporada de El Internado

Bienvenidos a la presentación de la quinta temporada de El Internado. La única temporada de una serie de intriga que da más miedo antes de empezar que, probablemente, durante su transcurso.


Los protagonistas posaron, sonrieron y concedieron entrevistas a los diferentes medios, gracias a las cuales ya hemos podido cabrearnos conocer algunas de las novedades que se nos vienen encima.

En líneas generales, lo más destacado fueron las caras nuevas. Hasta cinco personajes novatos tratarán de hacerse un hueco en nuestros corazoncitos durante los nuevos capítulos, cuatro si contamos como conocido a Adam Quintero, que se meterá otra vez en la piel de Fernando, el hermano de Amelia. Los otros cuatro, variopintos. La Gertru Lola Baldrich será la enfermera de Héctor, que por su parte, reduce su participación; Jonás Beramí será el novio de Vicky (me mata la curiosidad por saber cómo nos van a hacer creer esto); Irene Montalá, que será la nueva profesora de historia; y Javier Ríos, ex alumno qué original que hará migas con nuestra María en esta temporada.

Lo siento. Sé que muchos pensabais que no os gustaban los culebrones y mira por donde, vais a terminar viendo uno. Porque de lo que más se ha hablado ha sido de eso: idas y venidas amorosas, algunas me temo que metidas con calzador y sin posibilidad de desarrollarse como lo han hecho hasta ahora, y por ende, sin poder engancharnos como lo han hecho hasta ahora.

Supongo que sonará extraño que yo, fiel a la historia de Fermín y María, diga esto. Y las malas más malas me dirán que me expreso en estos términos porque no es su relación la que se desarrollará durante la quinta temporada. Pero no es así. Su historia se enmarca dentro de una buena trama, ambas se dan sentido y se complican mutuamente.

Sin embargo, tengo la sensación de que la trama central no da para mucho más. Una serie episódica puede alargarse sin acusar el cansancio durante cinco o seis temporadas, pero una historia con una trama tan definida no puede estirarse hasta el infinito. Y tal como están las cosas, uno siente que si tiran un poquitín más del hilo, todo quedará demasiado claro. Así que la única forma de que esto dure y dure, y dure, y dure es convertirla en una especie de Santa Bárbara (escarlata dixit) con nazis y pasadizos.

Amoríos insulsos aparte, me cuesta entender por qué tendremos que ver a cinco nuevos personajes mientras algunos, con mucha más miga y ya viejos conocidos, se tienen que conformar con unos pocos minutos en cada capítulo. Sin ir más lejos ¿no cambiaríais un lote con todos ellos por más tiempo para Manuel de Blas?

Y para terminar, porque sé de una que me odiará por lo que he escrito aquí, prometo que si todo esto no se cumple y la quinta temporada me resulta fascinante, volveré a escribir retractándome de todas las cosas malas que he dicho. ;)