Dentro de esta serie de artículos sobre los personajes que inspiraron a Fermín, reparamos primero en aquellos iconos de la literatura o el cine que prestaron algo de sí mismos a nuestro cocinero. Después, era obligatorio mencionar a Fox Mulder, icono televisivo por excelencia de los 90, del que los guionistas de El Internado bien se pudieron haber servido para darle vida a Fermín. Pero sin duda, si tenemos que elegir un personaje (y una serie) que mostrase grandes coincidencias con Fermín (y con El Internado), ése sería James Ford, Sawyer. Y Lost.
Sus orígenes, hasta donde sabemos, son idénticos. Ambos quedan marcados desde niños por una tragedia familiar que determinará el sentido de su vida adulta. James se esconde bajo la cama, Carlos bajo una mesa, pero los dos presencian desde ese rincón privilegiado la muerte de sus padres. Y casi en ese mismo instante, iniciarán su venganza, el motivo que les empujará a sobreponerse a ese momento y seguir adelante en busca de los que consideran culpables de su pérdida. James se refugia bajo el nombre de Sawyer, el hombre que sedujo a su madre y provocó que su padre la matara y se suicidara. Carlos también se valdrá, años más tarde, de un nombre falso, el de Fermín, para llegar hasta el asesino de su padre.
Ya en la madurez, antes del presente que hemos conocido de ambos, sabemos que los dos se dedicaron a negocios poco lícitos. James Ford, ya bajo el seudónimo de Sawyer, se dedica a la estafa junto a Cassidy, la mujer con la que tuvo una hija y que acabó delatándole ante la policía. Carlos Almansa, por su parte, se dedica al robo de obras de arte junto a Aurora, de la que poco más sabemos. En ambos casos, nuestros protagonistas terminaron yendo a la cárcel y saliendo de ella a través de métodos no demasiado ortodoxos: Sawyer consigue una reducción tras delatar a su compañero de celda y Carlos sale gracias a Saúl, a cambio de trabajar para él.
Las lagunas de esta época son también similares: en ningún momento queda claro si realmente amaron a las mujeres que les acompañaron en aquel período, o cómo terminan convertidos en criminales.
En el presente de los personajes, podríamos decir que su rol dentro de la historia es prácticamente idéntico. Condenados los dos a ser el antagonista del héroe estipulado por la trama, llámese Jack o Héctor, Sawyer y Fermín representan el otro lado. La corrección contra el impulso, el deber frente al espíritu de supervivencia, el arquetipo de héroe contra el héroe en sí mismo. Y en medio, sea Kate o María, el eje alrededor del cual giran unos y otros, el motivo por el cual los cimientos de James y de Carlos se tambalean y comienzan a cambiar su escala de valores.
Escena a escena, Carlos y James inician un proceso de redención que culmina, en los dos casos, con el sacrificio. Sabemos que Fermín irá a la cárcel para proteger a María y a Iván. Sawyer salta del helicóptero que les lleva de vuelta a sus vidas para aligerar el peso y que ella pueda volver a casa. Las dos historias, la fermaría y la skate, han conseguido calar entre los espectadores, en ambos casos sin ser la relación estrella, y han conseguido dividir a sus seguidores entre los que desean uno u otro final.
En líneas generales, también es fácil encontrar similitudes entre el carácter y el comportamiento de ambos personajes. Los dos suelen mostrarse huraños, irónicos, escépticos. Sawyer usa su sentido del humor, ácido y satírico, para referirse al resto de personajes: Dr. Hace-lo-Correcto (Jack), Al Jazeera (Sayid), Tigre y Dragón (Sun y Jin), Gorila Monila (Hurley), Científico Loco (Faraday) y un sinfín de apodos con los que os podéis divertir un rato sin pincháis aquí.
Nuestro Fermín también muestra un “exquisito” control de la ironía y la sutileza en algunas de sus grandes frases: “Te abrazaría, pero me da cosa que sepas que no reciclo” (a Rebeca), “A partir de ahora, en el único sitio donde van a caer mis babas es en tu plato” (a Nacho), “Si vienes a dormir conmigo, el camisón no te va a hacer ninguna falta” (a María).
Terminemos un artículo tan largo y tan denso poniéndonos superficiales. Porque sí, Sawyer y Fermín se parecen tanto como sus respectivas series. Pero por encima de todo, nos gustan porque son complejos, porque son personajes atípicos, porque son morbosos, porque los dos son unos atormentados de libro (voy a patentar la palabra para este nuestro blog :P), porque nos encanta verles como sufrientes enamorados y porque, seamos sinceras, conocemos pocos tíos tan duros a los que les quede tan bien tener un bebé entre los brazos. :-)