Aterrizó "Tres Años" hace solo unas horas en la sala Guindalera, conformando de nuevo ese cóctel distinto, original, siempre fascinante, que ocurre cuando Antón Chéjov y Juan Pastor se encuentran tras un texto y deciden, generosamente, enriquecerse de forma mutua.
Varios fueron los medios que se hicieron eco ayer del estreno de la obra, pero si nos tenemos que quedar con alguno, sería con esta primera crítica leída hoy en El Imparcial, redactada por Laura Crespo, que ha sabido acercanos a las mil maravillas a ese estreno, trayéndonos un poco más de los personajes, la historia y las sensaciones del público.
Varios fueron los medios que se hicieron eco ayer del estreno de la obra, pero si nos tenemos que quedar con alguno, sería con esta primera crítica leída hoy en El Imparcial, redactada por Laura Crespo, que ha sabido acercanos a las mil maravillas a ese estreno, trayéndonos un poco más de los personajes, la historia y las sensaciones del público.
Tres años: una autopsia atemporal del amor y la felicidad.
A ellos les gusta poner la guinda del pastel y una vez más lo han conseguido. El teatro Guindalera ha estrenado este jueves su última creación: Tres años, una introspección en la filosofía y la obra del autor ruso Antón Chejov a partir de la adaptación libre y más que acertada de su novela corta Tri goda. Un día antes del estreno, el director del montaje, Juan Pastor, contaba a este periódico que esperaba del público “un instante de silencio” antes de los aplausos finales, como indicio de una “necesidad de reflexión”. Cuando momentos antes de apagarse las luces el patio de butacas recibe un “No hay que cuestionarse si tomaste la decisión acertada; toda decisión es acertada, porque el acierto está en el decidir”, los deseos de Pastor son órdenes. Silencio. Y aplausos.
Tres años rescata a cinco personajes de la España de los años 30 para demostrar a un público sumido en pleno siglo XXI que los errores y los aciertos más básicos en esa carrera perenne del ser humano hacia la felicidad no entienden de temporalidad. Todos terminan utilizando el amor como vehículo, excusa o motivación en su particular maratón.
La apuesta de Guindalera mantiene a los personajes de la obra original para diseccionar ese amor condicionante del sentido de la vida y ofrecer cada una de sus morfologías con un nombre y una cara.
La pasión amorosa, desenfrenada e irracional, casi animal, del protagonista del la obra, Alex, que se enamora de una chica de provincia que poco encaja con él y apenas conoce. El amor, en parte resignado y aprendido, pero también reposado, entendido quizá como compañerismo y, sobre todo, expuesto al terrible análisis de la objetividad que lleva a Julia a casarse con Alex. El ideal inalcanzable de Jaime, que está enamorado del amor, o el de Paulina, que exige recibir amor según sus méritos. Y hasta el amor biológico, físico y sexual de Gregorio, el más veterano del quinteto.
Podéis leer el artículo completo aquí.
Tres años rescata a cinco personajes de la España de los años 30 para demostrar a un público sumido en pleno siglo XXI que los errores y los aciertos más básicos en esa carrera perenne del ser humano hacia la felicidad no entienden de temporalidad. Todos terminan utilizando el amor como vehículo, excusa o motivación en su particular maratón.
La apuesta de Guindalera mantiene a los personajes de la obra original para diseccionar ese amor condicionante del sentido de la vida y ofrecer cada una de sus morfologías con un nombre y una cara.
La pasión amorosa, desenfrenada e irracional, casi animal, del protagonista del la obra, Alex, que se enamora de una chica de provincia que poco encaja con él y apenas conoce. El amor, en parte resignado y aprendido, pero también reposado, entendido quizá como compañerismo y, sobre todo, expuesto al terrible análisis de la objetividad que lleva a Julia a casarse con Alex. El ideal inalcanzable de Jaime, que está enamorado del amor, o el de Paulina, que exige recibir amor según sus méritos. Y hasta el amor biológico, físico y sexual de Gregorio, el más veterano del quinteto.
Podéis leer el artículo completo aquí.
7 comentarios:
XD Que ganas me ha entrado de ver esta obra ains ese final debe ser apoteosico para dejarte con tanta reflexión xd, que grandes son los de la Guindalera y mi Raul.
Preciosa la frase final de la obra. Mucha suerte para un montaje que tiene que ser maravilloso.
He leido el artículo esta mañana, me he metido un ratillo en internet a ver que primeras críticas había, porque sería corriente que fueran buenas con la racha de trabajazos que llevan.
Tiene un pinta fabulosa con esos trajes, con ese argumento y con ese plantel.
Quien tenga oportunidad de ir a verla, que no se lo piense mucho.
Bea, ¿nos vamos?
Uy, que sensual debe ser esta obra, no? Desde luego, no me espero malas criticas de ninguna representacion de La Guindalera, pero siempre hay obras que apetecen ver con mas ansia que otras, y esta, junto con Molly Sweeney, son dos que me hubiese ENCANTADO ir a ver.
Que mala suerte vivir tan lejos! Y, si alguna teneis la oportunidad de ir, os pediria que por favor nos trajeseis el relato con vuestras impresiones (y para ponernos los dientes largos ;P)
Gracias, chicas!
Chiqui jajaja, no me hagas esto.
Te recuerdo que la última vez que me hiciste esa pregunta acabamos cinco en un hostal de Madrid, vamos que dio de si ;)
Si la iniciativa sale y te vas fijo quizás :)
Jo, chicas. Si vais, ya sabeis: relatos, fotos, anecdotas... TODO sin que falte detalle. Que suerteeee!!! :-)
Escarlata, tu tambien te apuntas?
Umm Nicole yo este año lo tengo complicado que se me casa mi hermana y estoy pillada en gastos pero algún dia cuando tenga nietos espero ir a ese teatro claro que ya de aquella mi Raul estara jubilado.
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