De cómo el tiempo pasa

El temido paso del tiempo. Ésta es una de las causas de desasosiego del género humano desde que el mundo el mundo. De niños vivimos ajenos a él, esperando ansiosos las siguientes vacaciones escolares, que parecen no llegar nunca, pero a medida que vamos creciendo, comprobamos como la vida se acelera, y aunque seguimos esperando las vacaciones con las mismas ansias (hay cosas que nunca cambian), los días, las semanas, los meses y los años vuelan cada vez más rápido sin que podamos hacer nada por evitarlo.

Muchos autores hispanos han sabido reflejar magníficamente en sus obras el paso del tiempo y sus dos consecuencias más obvias: el nacimiento y la muerte. Cien años de soledad de García Márquez, o La casa de los espíritus de Isabel Allende, son grandes ejemplos de cómo mostrar, a través las alegrías y las tristezas de sendas estirpes familiares, el trancurrir del tiempo.

Pero también algunos “gringos” han sabido captarlo de maravilla en sus escritos. Uno de los más célebres es sin duda Thorton Wilder, que en La larga cena de Navidad relata 90 años de la historia de los Bayard plagados de alumbramientos y fallecimientos, de recuerdos y de esperanzas, de buenos y malos momentos; 90 años de la historia de los Bayard plagados, en definitiva, de eso que damos en llamar vida.

Gracias a que Juan Pastor sacó de su chistera mágica una versión bastante teatralizada, pero igualmente conmovedora de la obra, pudimos ver a Raúl Fernández interpretando a Tino, uno de los miembros de la familia protagonista. Resulta curioso ver la evolución de su personaje, que al inicio tiene en su voz el inequívoco canturreo propio de la infancia, para terminar, como dice el célebre tango, con "las nieves del tiempo plateando su sien". Podéis comprobar lo que os cuento en este fragmento de vídeo:


Fragmento de vídeo extraído de la web de María Pastor

Primeras pistas sobre la séptima temporada de El Internado.

Esta es la única imagen en la que aparece Raúl Fernández de todas las que se han visto la luz después de ser captadas el pasado martes, durante la grabación de los primeros capítulos de la que será la última temporada de El Internado.
En ella, vemos a Raúl recibiendo instrucciones mientras Marta Torné se aleja.
La pregunta es obvia. ¿Habrá entonces escena de Fermín y María en los primeros capítulos? ¿Cómo se llegará a ese momento después de cómo se planteó el final de la pasada temporada?

Las opciones son varias. Podría tratarse simplemente de una coincidencia de los dos actores en el plano sin que hayan rodado juntos. Pero ya sería casualidad que aparezca justamente Marta cerca del lugar donde Raúl recibe instrucciones. No, estamos positivas.

Otra opción es que se trate de un flashback, pero siendo objetivos, no hay un buen motivo que conozcamos para volver atrás para dar explicaciones. Sobre todo, cuando no se ha hecho antes con temas más "peliagudos".

La tercera y mejor opción es que se trate de una escena de los primeros capítulos. Avisaron ya los guionistas en su último encuentro digital hace unas semanas, que la historia de Fermín y María sería una de las más fuertes de la última temporada. El final de temporada nos dejó tan impactados que muchos pensamos que Fermín pasaría una buena temporada alejado de las cuatro paredes del internado. Pero al fin y al cabo, ahí es donde tiene que buscar su propia cura, ¿no?
¿Volverá Fermín pronto al internado para asegurarse de que nada le ha pasado María y encontrar el remedio para él e Iván? ¿Concertará Saúl un encuentro en ese jardín de sábanas blancas, con María ya de infiltrada oficial?

El resto de imágenes las podéis ver aquí, pero sobre ellas ya, os dejo conjeturar a vosotros. :P

Bailando en Lughnasa: el público opina

Hace unos días Raúl y La Guindalera ponían fin a otra de sus etapas de trabajo conjunto. Bailando en Lughnasa ha resultado ser tan satisfactoria como todas las obras teatrales bendecidas por actor y compañía, y eso se dejaba ver en las opiniones que los espectadores vertían sobre el montaje a través de la red.

Como ya hiciéramos con Molly Sweeney, hemos querido recoger los apuntes, sensaciones y reflexiones del respetable, para así acercar un poquito más la obra a todos aquellos que no hemos tenido la oportunidad de disfrutarla.

Hay muchos los aspectos de Bailando en Lughnasa que son una constante en las opiniones del público, pero si hay algo común a casi todas ellas es, sin duda, el soberbio trabajo llevado a cabo por el reparto.

Buenos actores y buena interpretación. Se nota la profesionalidad y el amor por el teatro. (Anónimo)

Todos los actores están soberbios, no sólo con el texto sino con los detalles, los gestos, la expresión. (Alejandro)

Sobre un espacio escénico pequeño y una escenografía simple, pero muy bien aprovechada, los/las actores/actrices nos hacen disfrutar con su dramaturgia. (Vicente)

Maravillosa interpretación de todos, especialmente de Juan Pastor, Yolanda Porras y Alex Tormo... Sin duda un excelente trabajo actoral y de puesta en escena, por los grandes del teatro. (Anónimo)

Destacan también las alabanzas al texto de Brien Friel, y al trabajo de La Guindalera tanto en cuestiones de adaptación, como en cuestiones de popularización de la obra de este célebre autor irlandés.

Muy recomendable para los amantes de textos llenos de matices, emociones y represión (Anónimo)

Me ha gustado mucho esta obra de Brian Frial en parte porque me había gustado hace año cuando la estudié en un curso de literatura anglo-irlandesa, y además por el valor de la representación que ha sido muy fiel al texto y en una buenísima traducción al español. (Giovanna)

El ciclo que Guindalera con Juan Pastor y su equipo han dedicado a Brian Friel mediante una trilogía de sus obras se merece todos los elogios desde cualquier punto de vista. Este autor casi desconocido y apenas publicado en España ha sido y es uno de los mejores y más reconocidos a nivel mundial. Con esta obra se cierra un círculo espléndido fruto de un gran trabajo (premiado merecidamente con el Ojo Crítico de RNE.) (Juan Carlos)


Cuando nos acercamos al contenido de la obra, los elogios se incrementan aún más si cabe. Es habitual que las opiniones de los espectadores vayan más allá de una simple crítica, y recojan las sensaciones personales que en ellos provocó la historia. Palabras como melancolía o nostalgia se repiten con frecuencia.

La obra representa con mucha ternura un tema trágico: la melancolía de lo que pudo ser y no fue. Todo ello entremezclado con conflictos de lo tradicional y el mundo moderno que llega de las manos de un escacharrado gramófono. (Anónimo)

Una gran carga de nostalgia impregna toda la obra (…) Me emocione y me divertí. (Anónimo)

Te transporta a la Irlanda de los años 30 con una atmósfera muy bien lograda y unos actores brillantes. Amor, represión, prejuicios, pobreza, melancolía... todo un conjunto de emociones difíciles de conseguir (Elena)

Hacía tiempo que no veía una obra de teatro y me atrapaba de tal forma que llegaba a olvidarme que estaba sentado en la butaca del teatro. (Alejandro)

La obra es larga pero se te hace corta. A mí me enterneció, me divirtió y me hizo pensar, todo lo que le pido a una buena obra teatral. La recomiendo vivamente. (Anónimo)

No es fácil pasar por La Guindalera y no caer en la cuenta del aura especial que rodea a esta compañía y de los esfuerzos que realiza por poner en marcha montajes siempre fieles a su modo único de hacer teatro, con un presupuesto bastante limitado.

Ver una obra como Bailando en Lughnasa es un auténtico placer. Verla por la compañía de teatro de La Guindalera es completamente sublime. Aparte de asegurar que allí se pasan las mejores sesiones teatrales que puedas tener a lo largo de tu vida, pues es un sitio cálido, familiar y con intención de interaccionar con el público y sus opiniones, lo cual, hoy en día es bastante de agradecer. Gracias por hacer teatro. (Anónimo)

Sorprende lo mucho que se puede hacer con un presupuesto limitado cuando se dispone de sensibilidad y buen gusto. El resultado es memorable: ¡Bravo por el equipo de la Sala La Guindalera, por su director, por sus actores y por el equipo técnico! (Anónimo)

Es un ejemplo de cómo se puede lograr un resultado artístico de gran nivel sin muchos medios. (Anónimo)

Y para terminar una crítica breve pero concisa, que sintetiza muy bien el sentir de la mayoría de espectadores de Bailando en Lughnasa, y que además es una verdad extrapolable a cualquier otro ámbito. Sabias palabra de un espectador de la obra.

Cuando el trabajo está bien hecho, da gusto. (Anónimo)

Molly Sweeney se va a Segovia

Una obra de La Guindalera sale del baúl de los recuerdos para encantar al público con la naturalidad y la sencillez con la que lo hizo cada uno de los días que fue representada en la pequeña sala de Madrid.

Se trata de Molly Sweeney, que este viernes 26 de marzo viajará hasta Segovia para participar en la iniciativa Viernes Abiertos 2010. Taller Municipal de Teatro de la Concejalía de Cultura de la ciudad.

Para la XVII edición de este ciclo se han querido acercar a la capital segoviana espectáculos de probada calidad que han cosechado éxitos notables en Madrid, por lo que no es de extrañar que Molly Sweeney de Juan Pastor haya sido uno de los elegidos.

Segovianos e interesados varios en acudir a la única función de Molly en la ciudad del acueducto, estáis de suerte, porque la entrada es totalmente gratuita aunque, eso sí, limitada a un aforo de 120 personas. Basta con acudir a la iglesia de San Nicolás, lugar escogido para que este cuento irlandés de Friel se haga realidad, una hora antes del comienzo de la función (a las 20.00 horas) y recoger allí las invitaciones.

Es, sin duda, una oportunidad única de presenciar esa muestra de buen gusto y sensibilidad que es Molly Sweeney y, por supuesto, de sorprenderse con ese cambio de registro tan espectacular del actor que interpreta a nuestro querido Fermín en El internado. Si alguno de los afortunados espectadores se anima a contarnos, nos encantará saber cómo fue su experiencia.

Podéis encontrar aquí más información sobre el evento ;)

Preestreno de "El mal ajeno"

"El mal ajeno" aterriza este fin de semana en la cartelera con el complicado reto de continuar la buena marcha del cine español después de un año de notable éxitos, encabezado por "Celdad 211", "Ágora" o "Gordos". A priori, no le faltan medios para conseguirlo.

El pasado martes pudimos ver en el preestreno al padrino de la cinta, Alejandro Amenábar, y al guionista, Daniel Sánchez Arévalo. Dos nombres que han sido, casi siempre, sinónimo de buena taquilla y mejores críticas. Acudieron también al acto su director, el novel Oskar Santos y los protagonistas, Eduardo Noriega, Belén Rueda, Angie Cepeda y Carlos Leal, entre otros.
Con todos estos ingredientes, difícil será que su paso por la taquilla no sea, al menos, notable, a pesar de que la crítica sea unánime al afirmar que, a pesar del buen planteamiento, la película se diluye a la hora de dar respuestas a sus enigmas.
Habrá que verla para poder opinar con criterio sobre la trama en general, y sobre sus actores en particular.

En lo que a nosotras respecta, seguimos con la duda de cuál será el pequeño papel de Raúl en la historia y qué tal le sienta. Como aperitivo, os traemos un par de fotos de Raúl en el preestreno, a pesar de que era difícil dar con él ante semejante plantel de caras conocidas y apellidos famosos. Por cortesía de IPAPress.

El síndrome fermaría

Los últimos estudios nos han dejado como a la pobre Eva Wulf. Congeladas. Durante largos meses nos hicimos cientos de preguntas que ahora hallan una explicación lógica, científica, razonable. ¿Por qué seguimos viendo El Internado toda la quinta temporada? ¿Tendencias autodestructivas, quizá? ¿De dónde viene mi aversión al chándal, si nunca fuí demasiado estilosa? ¿Qué me pasa? ¿Es grave?

El síndrome fermaría da respuesta a todas esas preguntas que no supiste responderte. Después de meses de estudio, por fin ha sido posible crear un perfil y distinguir sus distintos estados. Curarlo no es posible, pero sí conocerlo. Y aceptarlo. Y tú, ¿en qué nivel estás?

Estados leves. Cursan con agrado y empatía hacia Fermín y María, ocultando una tendencia ocasional a hablar de ellos como si fuesen reales. Una vez se alcanza este primer estado, y dada la facilidad al contagio de este síndrome, es probable pasar el segundo nivel en pocos días. Síntomas:
- Sabes que nadie se ha muerto por ir a trabajar sin dormir de vez en cuando.
- La sartén, el cuchillo y la espumadera son elementos con un alto componente erótico.
- El uniforme blanco de cocinero es el culmen de la elegancia. Su antítesis es el chándal.
- Digan lo que digan los científicos, tú lo tienes claro: en El Polo Norte hace mucho calor.
- Podrías decir, sin pararte a pensarlo demasiado, cómo termina la frase “A mí sólo me importas tú, y sería capaz…”
- Durante años pensaste que el universo de la ropa interior masculina se reducía a los boxers color negro. Ahora sabes que no…

Estado de moderado a grave. La tendencia a hablar como si de tus mejores amigos se tratase aumenta, dificultando su disimulo. Empiezan los primeros síntomas físicos leves: dilatación de las pupilas, suaves taquicardias y actitudes ocasionalmente extrañas. Síntomas:
- No concibes una cena romántica sin un corderito a las finas hierbas con reducción de oporto como plato principal.
- Suspendías química en el instituto, pero ahora, y sólo ahora, entiendes su significado y connotaciones.
- Has cambiado tu estilo de vida saludable por comer tiramisú de postre todos los días.
- La visión del Museo del Prado ardiendo te resulta altamente romántica.
- La mejor hora del día para besarse son las diez y media. A ser posible, en el pasillo.

Estado grave e irreversible. Una vez alcanzado este extremo, el afectado comienza a sufrir pequeños delirios. Sus familiares pueden llegar a pensar que está consumiendo sustancias extrañas, pero la realidad es que su cerebro fabrica serotonina en niveles muy altos, provocando euforia o pánico (dependiendo de lo que nuestros queridos guionistas maquinen). Se desarrolla una tendencia a la búsqueda de relaciones sociales y afectivas con otros seres igualmente afectados, ya sea a través de foros, webs, o tratando de contagiar a las personas de su entorno. En raras ocasiones, el sujeto llega a desarrollar instintos homicidas contra todo aquel que se interponga en su camino. Síntomas:
- Si te llaman por teléfono y, al descolgar, nadie contesta al otro lado, sólo puedes sonreír estúpidamente y pensar que es lo más romántico que te ha pasado en la vida.
- Rebeca es maja, pero reconoces que has tenido impulsos homicidas hacia su persona en, al menos, tres ocasiones.
- Presientes que el día que María llame a Fermín por su verdadero nombre, una especie de cohete incendiario hará estallar tu cabeza y saldrá confeti de ella.
- Tu frecuencia cardiaca es significativamente mayor que la del resto de la población, a causa de la exposición prolongada a momentos de alta ansiedad por la posible (y constante) muerte inminente del cocinero.
- Has cambiado el edredón nórdico de plumas de oca de tu cama por una austera colcha verde.
- Participarías de buen grado en una colecta para el envío de un jamón ibérico a nuestros bienamados guionistas a cambio de un final feliz para Fermín y María.

(Terminamos esta surrealista entrada con un regalo que nos llegó hace unas semanas al correo del blog. Viene con dedicatoria final, así que no os lo perdáis).

Bailando en Lughnasa: Represión y catarsis

Siguen apareciendo en los periódicos referencias varias a Bailando en Lughnasa. Hoy os traemos una que el periódico El Mundo publicó el pasado 4 de marzo realizada por Javier Villán. Hay alabanzas para todos los actores del montaje, incluido por supuesto nuestro Raúl Fernández.


Dos mundos; uno que se quiebra y otro que nace. De ese choque nace el dramatismo de esta obra. Y un eje conductor: la memoria de un hombre, Michael, que recuerda el hundimiento de una familia, víctima de un nuevo mundo. Hay un clima de alegría, de fuerza vital, en esas mujeres tiranizadas por la represión ambiental; toda la fuerza emotiva, sentimental, sexual que tienen represada estalla a veces en bailes frenéticos, como una catarsis liberadora.

El contrapunto de estas tensiones es Gerry, un vivalavirgen que acabará en las Brigadas Internacionales en España, y un cura católico practicante de otros ritos. Contrasta esta vitalidad desbordante de las mujeres, incluso en la hermana represora, con el desguace de la familia, que va narrando Michael (Raúl Fernández), el hijo de Cris, desde remotos y melancólicos tiempos.

Esta narración es la columna vertebral de un modo de hacer teatro de Juan Pastor en el que palabra y espacio confluyen en un lugar imaginario y, sin embargo, tangible. El desdoblamiento del narrador en un hombre adulto y en el niño de sus recuerdos, es la verdadera sustancia de una estilística teatral pura e imaginativa: el diálogo con el recuerdo, la suplantación de la realidad a través de un espacio imaginado.

El espacio de Michael, sensibilísimo Raúl Fernández, es otro espacio: su presente y su pasado; al otro lado, está el espacio real, el de las tensiones entre las mujeres, una moralidad opresiva y una vida desdichada que niegan con sus bailes y sus deseos.

Esa potencial vital de las hermanas, la amenaza de un mundo nuevo que acabará por aniquilar la unidad familiar, requiere un gran despliegue actoral, una fuerza expresiva empezando por el propio Juan Pastor, que en Carmen Gutiérrez, Rose la deficiente y en María Pastor, la madre soltera de Michael, alcanza límites extraordinarios; en Gutiérrez por el desgarro, las iluminaciones lúcidas y la rebeldía; en Pastor por la dulzura de una enamorada siempre embaucada por su amado, Gerry: irresistible Álex Tormó en su papel de golfo simpático. El torbellino alegre de Elia Muñoz en Maggie, la dureza amarga de Victoria del Vera en Kate y la resignada ternura de Yolanda Robles en Agnes completan una interpretación sobresaliente.

Bailando en Lughnasa
es una obra de memoria histórica y de actrices: en ambas cosas el equipo de Juan Pastor alcanza la excelencia.

Si después de leer esto no queréis perdérosla por nada del mundo, tenéis que daros prisa, porque el 14 de marzo las representaciones de Bailando en Lughnasa tocan a su fin. ¡Ya sólo os quedan 3 días! ;)

Chupertópico, nominado a los premios ACE, y ronda de eventos.

Chupertópico está suponiendo una cadena de buenas noticias para su director y sus actores. Después de varios reconocimientos con nominaciones en festivales, ahora la Agencia del Cortometraje Español les reconoce también su trabajo con otra nominación a sus premios anuales. Pablo Álvarez y sus actores comparten esta selección con los mejores cortos del año, incluido “La dama y la muerte”, el último premio Goya en animación y candidato a los Oscars.

Los premios ACE se entregarán el próximo domingo 28 de Marzo en el Ateneo de Madrid.

Además, el próximo jueves 11, tendrá lugar el primer pase del corto en Madrid, en “La boca del lobo”, a partir de las 21 horas. Asistirá el director, Pablo Álvarez, y los actores Irene Visedo, Manu Carreño y Raúl Fernández.

Si alguno de nuestros lectores habituales tiene la suerte de asistir, agradeceríamos una crónica exhaustiva del evento. :P

El Club Notodo te invita al preestreno de "El mal ajeno".

¿Os apetece asistir al preestreno de "El mal ajeno" en Madrid? El club Notodo sortea cien invitaciones dobles para el próximo miércoles 17 de Marzo. Animaos y contadnos qué os ha parecido la película.


"El mal ajeno" es el resultado de la alianza entre el realizador novel Oskar Santos en la dirección y Alejandro Amenábar como productor. Dos compañeros de facultad que ahora se reúnen para agitar el panorama cinematográfico español junto a un tercer nombre del que también hemos oído hablar mucho este pasado año: Daniel Sánchez Arévalo, responsable del guión. Si a esta tríada sumamos a Eduardo Noriega y a Belén Rueda, tenemos una de las películas de las que más se va a hablar en 2010.

"El mal ajeno" se centra en la vida de Diego, un médico ligado al dolor, ajeno a los sentimientos terrenales y que tiene a la soledad como único motor de vida. Tanto Notodo.com como Alta Films estamos de acuerdo en que no te puedes perder esta gran producción del cine español y saber cómo continua esta historia, así que te invitamos a su preestreno el próximo miércoles, 17 de marzo, en Madrid. Haz clic aquí para participar en el sorteo y sé el primero en verla. Tienes tiempo hasta el viernes 12 a las 9h. para participar.

Raúl, por Adriana

Es un placer enorme, para mí en lo personal, leer a Adriana. Desprenden sus escritos un aroma especial, un cariño distinto y a la vez igual al que sentimos muchos de los que nos reunimos aquí hacia Raúl, como actor y como persona. Por eso, aunque ya tuvimos la oportunidad de leer un artículo suyo sobre Fermín y María, la animamos a seguir haciéndolo, a que compartiera aún más con nosotros su visión de los temas que aquí nos ocupan. Este es Raúl, según Adriana.
Antes me he centrado en los personajes de Fermín y María pues son mis favoritos en la serie y debo decir que lo hice con un cariño inmenso. Esta vez pienso que Raúl Fernández se merece toda mi atención. No soy crítica, no pretendo serlo ni nada por el estilo pero creo que cuando una ve una cierta cantidad de series, películas o novelas tanto nacionales como foráneas, termina por saber identificar siempre cuando un actor es bueno, mediocre o sencillamente malo.

Raúl no es nada de las últimas dos cosas y sí mucho de la primera. A través del blog he conocido de su vasta actuación en teatro (género que creo curte a todo actor) así como otras apariciones en anuncios o papeles pequeños en televisión. Ni el teatro, ni los anuncios lo han traído hasta esta parte del mundo. Ha sido “El internado”, una serie que me negaba a ver por mucho tiempo a pesar de las recomendaciones.

Era una historia ficticia, sobre un internado en medio del bosque. ¿Qué podía haber de cautivador en eso? De repente el inofensivo cocinero tiene una pistola guardada en su habitación y sostiene conversaciones muy misteriosas por teléfono. Anda y desanda los pasillos, revisa las habitaciones y tiene encuentros secretos con alguien en el bosque. Búsqueda de objetos raros, robo de cuadros, un tiro en el brazo, siempre de incógnito... Interesante, pensé.

Un personaje llamativo y que no me defraudó a lo largo de cuatro temporadas (digo esto porque luego parece que quien escribía el guión era otra persona) Si tengo que ser honesta digo también que siempre me han llamado la atención los personajes complicados y poco convencionales, los que no piensas que van a lograr todo lo que se proponen por no ser los protagonistas, los que tienen una dosis de todo lo que les pueda convertir en humano y hacerme saltar del asiento con cada acción inesperada sin ser el típico héroe de la tele. Amén de que me encanta romper los esquemas. Eso lo veía en Fermín.

Me picó la curiosidad y comencé a indagar sobre la serie, sus actores y choqué con un mundo revolucionado por él, inundado de foros y blogs para seguir a sus actores favoritos. Así tuve la certeza de que Ana de Armas era cubana, como yo, (su acento no me encajaba con el de los demás) y que el actor que encarnaba al misterioso cocinero no era un simple principiante. Tenía en su haber una amplia historia en el teatro así como incursiones en otros medios. Me di cuenta entonces que había líneas en su actuación que eran facetas de un actor ya curtido.

La versatilidad, el carácter impuesto en cada escena, la mirada dulce o violenta, dependiendo de las circunstancias, pero siempre poderosa, hacía que viviera cada sentimiento con él, cada inquietud, cada momento. Raúl es dueño de cada una de las dobleces del personaje. Es Fermín, y es Carlos, y a veces una mezcla de ambos. Es frío y calculador en ocasiones, y luego se vuelve despreocupado, sigiloso, simpático y enamorado. Resulta difícil convencer a una audiencia de que sientes tantas cosas si en verdad no eres un pedazo de actor.

Impresionante lo creíble que se volvía su personaje, y luego ese amor con María que terminó seduciéndome hasta los huesos. Marta también se merece mi reconocimiento por regalarnos a esa María sufrida, valerosa y enamorada que a no pocas nos gustaría protagonizar. La química entre ellos es brutal, ya lo dijo alguien por aquí una vez y no tengo mejor forma de expresarlo que esa. Todas sus escenas juntos son tan bien interpretadas que te llegas a creer que de verdad Fermín y María existen, y se quieren.

No mencionaré las presentaciones con La Guindalera pues no hay mucho que pueda opinar al respecto, solo que me encantaría entrar alguna vez en esa sala y ver al Michael de “Bailando en Lughnasa” o al Frank de “Molly Sweeney”. A cambio de mi ausencia forzada las chicas que ya han ido siempre hacen muy buenas crónicas y reviven cada instante. Es como haber estado allí y haber compartido el encanto de tropezar de frente con el verdadero rostro detrás del Fermín que todos conocen.

Ya hablé del actor, pero no puedo olvidar al hombre, al Raúl Fernández que no conozco – desafortunadamente - y que ha hecho que el Raúl actor sea conocido y popular. Porque también esta obra es de él; son suyas las manos que empuñan la pistola cada capítulo para cumplir su misión, es suyo el cuerpo que se mueve imperceptiblemente por los pasillos del colegio o por el bosque para encontrar respuestas a todo ese embrollo, y definitivamente son suyos los ojos que han hechizado a todas las que lo seguimos ya sea en el teatro, la televisión o a la distancia del blog. Así que gracias a él, desde aquí.

Que conste que le queremos mucho por ser tan excelente actor, por hacer que nos enamorásemos como idiotas de la historia de Fermín y María (sí que tiene mucha culpa en eso) pero que no dejamos de apreciar que también es muy guapo, no de la manera convencional, sino de la real, la auténtica, la del hombre sencillo que ves en la calle y te fascina por la naturalidad y la humildad que se desprende de él, por los gestos que tiene para con la gente que sabe que le quiere y lo sigue, en fin, por ser sencillamente adorable con sus maravillosos ojos y antebrazos, aunque alguien alguna vez no haya opinado lo mismo.

No sé si el resto de las personas que leen este blog (gracias chiqui, parchis, samureta, escarlata… por este rinconcito de información y encuentro) o las que han tenido la oportunidad de verle en persona estarán de acuerdo conmigo, o tal vez esta es solo la opinión que me he formado al ver su trabajo en la serie sin tener más nada a mano a no ser los comentarios de la gente que lo adora y lo admira. Lo único que sé es que a partir del momento en que dejamos entrar a Fermín, también por ese agujero se nos coló Raúl, y para siempre. ¿A que sí?

"Después de la luz", por parchis

Impresión. Aún no tengo muy claro si para bien o para mal, pero esto es lo que me ha causado el último capítulo de El internado. Por eso me temo que ésta no va a ser una crónica al uso: no quiero hacer un resumen de lo que todos hemos visto, ni tampoco teorizar sobre lo que pueda pasar en el futuro; vamos a tener mucho tiempo para hacerlo mientras llega la nueva temporada de la serie; el cuerpo me pide más bien elaborar un mapa de las sensaciones que tuve mientras veía Después de la luz.


Hastío. Me cabrea sobremanera que un virus de creación nazi pueda causar una pandemia, me repatea la criogenización de una niña enferma cuya resurrección se ha convertido en la obsesión de su loco padre, y más aún que su fantasma campe a sus anchas por los pasillos del Laguna Negra amenazando la vida de su eficiente médium. ¿Dónde han quedado esos “misterios de andar por casa”, sencillos pero efectivos, que hacían a la serie tan atractiva en sus primeras temporadas?

Sorpresa. Pero reconozco que me una vez más me he dejado engatusar. A pesar de que detesto los derroteros por los que la serie está yendo, no he podido evitar entrar de lleno en el juego y confieso haber quedado totalmente atrapada entre las “trampas” del guión.
Decía que no me gustaba la presencia del virus, pero ahora que el internado al completo esté a su merced, la trama cobra una nueva dimensión. No es que la idea me entusiasme, pero sé reconocer que es un cliffhanger poderoso de cara a la temporada que viene.
También decía que no soportaba a la niña criogenizada, pero ver a Camilo sacar el “kit de herramientas del buen nazi” y destruir el núcleo del proyecto Géminis en venganza por el trato dispensado, no ha tenido precio.
Y que el fantasma de Eva era odioso, pero conseguir sacar la quintaesencia de Julia e Iván, y más aún, lograr que veamos a Blanca y a Yon brillar en todo su esplendor, casi ha logrado convertir a la niña de los tirabuzones en un personaje memorable (pero sólo casi).

Indignación. La presencia de Eva ha sido clave a lo largo de toda la temporada, y por eso sus minutos en el último capítulo fueron más que merecidos. No se puede decir lo mismo de otras dos féminas cuyo protagonismo me ha tocado particularmente la moral.
La primera es Amaia que, en sus evidentes (y evidenciadas) labores de sustitución de Carolina Leal, se ha convertido hoy en el chicle pegado a la suela del zapato de Marcos. Para mi gusto los guionistas han aplicado la máxima “a rey muerto, rey puesto” con bastante poco tino, ¿era realmente necesario este personaje a sólo quince capítulos del final?
La segunda es Clara, la profesora de ballet, que después de abrir la boca en dos escasas ocasiones a lo largo de la toda la temporada, hoy parecía el soldado más valioso y activo de todo el proyecto Géminis. Habrá que esperar a los nuevos capítulos para ver la evolución del personaje, pero apunta maneras de convertirse uno de los más insípidos e innecesarios de cuantos pasaron por el colegio: me ha dado la sensación de ser un simple peón de los guionistas con el propósito de cerrar la trama Espí.




Sobrecogimiento.
Afortunadamente “los de siempre” no nos han fallado.
A lo largo de la temporada hemos asistido al interesante proceso de humanización de Noiret a través del trato con su hijo biológico, pero hoy esta evolución alcanzaba su cumbre con la magistral conversación que ambos sostienen. Toda ella es una delicia que hace que el padre caiga más que nunca en la cuenta de su miseria moral, pero sin duda que su vástago le espete “Me alegro de haberte conocido porque ahora ya sé cómo voy a ser de mayor” hace que algo se rompa dentro de Noiret.
Y por supuesto Fermín, siempre Fermín. Su sentido del humor indoblegable, incluso mientras está siendo torturado, y toda la impotencia salvaje de ese “Ni se te ocurra acercarte a ella o te reviento”, me han encogido mi corazoncito fermarío.

Estafa. Pero no todas mis expectativas se han cumplido. Después de leer que las muertes de al menos dos personajes nos sorprenderían al final de la temporada, esperaba una escabechina made in Globomedia, al más puro estilo “Los hombres de Paco”. Finalmente los dos únicos damnificados por el paso del ciclón fin de temporada resultaron ser Ritter Wulf y Andrés Novoa. No seré yo quien diga que nonos han dado algún que otro buen momento, pero vender sus muertes como impactantes es puro marketing barato.

WTF! Sin embargo todos los patinazos que el capítulo pudiera tener, quedan reducidos a la nada después de un final casi magistral. Cámara lenta, música acertada y la dosis justa de palabra sirven para narrar el “apocalipsis” particular del Laguna negra: la destrucción de Eva, la explosión de los pasadizos, la liberación del virus y la rendición de Noiret nos llevan hasta el fundido en negro final. ¿Final?...Un ojo se abre al más puro estilo Lost y la tele deja de ser tele y se convierte en cine, y el cine se convierte casi en poesía. Fermín despierta en medio de una gran ciudad entre una multitud de tráfico y gente. Está desorientado y tiene un inconfundible pinchazo en su cuello. La voz en off de Saúl nos recuerda las consecuencias de ser inyectado con la cápsula. Y de repente aquello que me horrorizó toda la temporada, me empieza a fascinar. Porque el héroe se ha convertido en desamparado y porque no hay forma más lírica de contarlo. Por momentos así, de vez en cuando, sigue mereciendo la pena El internado.

Ya está disponible el vídeo con todas las escenas de Fermín en el capítulo ;)



Y para terminar podéis ver aquí las capturas de Fermín en 'Después de la luz'.