Envía tu pregunta a Raúl


¿Tienes en mente alguna cuestión sobre Raúl Fernández que sólo él puede contestar?, ¿perdiste la oportunidad de hacérsela en el encuentro digital con el que la web de Antena3 nos sorprendió hace ya algún tiempo?, ¿no te atreviste a planteársela cara a cara cuando lo viste en persona?

Si estás en alguno de estos supuestos, hoy es tu día de suerte, porque www.zonaelinternado.com te propone colaborar en la confección de una entrevista a Raúl Fernández, que será próximamente publicada en la web.

Cierto es que desde que desde la última vez que tuvimos la oportunidad de comunicarnos con Raúl a través de la red, son muchos los trabajos que el actor ha ido solapando. Raúl ha comenzado recientemente a bailar en Lughnasa con La Guindalera, nos ha sorprendido interpretando a Ismael en un corto chuperapetecible, ha explorado nuevos campos colaborando en el videoclip musical “Coge palomitas”, y ha vuelto a conseguir mantenernos cada lunes pegados al televisor, siguiendo atentos las hazañas de Fermín.

Muchas son, pues, las cuestiones que pueden extraerse de este pequeño repaso, y estoy segura de que vuestra imaginación os inspirará otras muchas sobre temas ajenos a los arriba mencionados.

Si sientes la necesidad de que Raúl responda esa pregunta que anda rondando por tu cabecita desde hace mucho tiempo, o si el hecho de saber que él contestará a sus seguidores te inspira alguna cuestión de nueva creación, puedes dispararla aquí, o bien puedes plantearla directamente en nuestro blog, dejando constancia de ella en los comentarios a esta misma entrada. Todo esto es gracias a Antow, administrador de zonaelinternado, que ha tenido la amabilidad de dejarnos colaborar de esta forma en su entrevista a Raúl. Nosotras nos encargaremos personalmente de que todas vuestras preguntas lleguen hasta Antow, para que él pueda incluirlas en el “proceso de selección”.

Aprovechad chicos, que bien sabéis todos que oportunidades como ésta no se tienen todos los días ;)

Fermín y María, por Adriana.

Hace unas semanas, nos llegaba un correo de una chica, Adriana, que nos escribía desde Cuba. Nos agradecía el hecho de estar aquí, de difundir el trabajo de Raúl y de ser un lugar de encuentro para sus seguidores. En este tiempo, hemos podido saber un poco más de ella, del lugar donde vive, de cómo se ve la serie desde allí. Y ha sido una experiencia tan enriquecedora, que hemos querido compartir un poquito de ella con todos los que nos leéis.

Adriana ha querido contarnos su particular visión de la serie, y de la historia que la enganchó a ella.
Si un día te animas a cruzar al charco, te esperaremos en la puerta de la Guindalera.¿Qué tienen Fermín y María? Es una buena pregunta que alguien hizo que me hiciera. Y la verdad que tienen de todo y de nada. Me explico, digo de todo pues como pareja pasaron por el roce del enamoramiento; la necesidad pequeña, pero al fin necesidad de ver a esa persona que te resulta tan especial; el inolvidable y robado primer beso; muchas noches de pasión y un montón de problemas que no dejaban que la relación fructificara. Y de nada, pues porque creo que eso es generalmente lo que pasa en todas las relaciones: las inevitables etapas del amor y luego, el luchar por mantenerlo aunque pensemos que no es el que nos conviene, pero es el que nos hace feliz.

La diferencia entre Fermín y María, radica – al menos para mí - en que la historia no fue rosa desde el principio. Él tuvo que ganarse su simpatía, su amistad y al final su amor. No era de esas historias en las que ellos se aman desde el primer momento y que son tan típicas hoy en día. Ella trató de buscar en alguien el cariño que hacía tiempo no tenía, pero sin darse cuenta lo buscaba en el lugar equivocado. Héctor la quería, sí, pero no fue capaz de luchar por ella ante Elsa, solo cuando supo que ésta lo engañaba. Una pareja completamente atípica, que enamora a la audiencia por resultar tan peculiar.

Desde el principio no me gustaba mucho la idea de solo fueran amigos, y al final el director de la escuela se quedara con la bonita que llega, siendo el cocinero mucho más guapo e intrépido. Pero bueno, a todo se acostumbra una, y ¡zas!... de repente Te quiero más que a nada en el mundo y cuando ya casi me sobreponía… Es que yo no quiero alejarme de ti. De verdad, no me lo esperaba.

Eso tienen Fermín y María, mucho sentimiento, cosas que ocultar, y una vida pendiente de un hilo, llena de misterio, peligro, intrigas, pero no pueden evitar el estar juntos, el quererse a pesar de todo. Mención merecidísima a los actores (Raúl Fernández y Marta Torné) pues sin ellos dándole vida a los personajes, quizás no hubiera sido capaz de ver esa historia de amor que parecía tan común y terminó haciendo que me pegara al televisor cada capítulo para saber más, para conocer más. A ellos, de veras, gracias, pues hicieron que Fermín y María fueran tan reales que creo que eso fue lo mejor de todo. Sin buenos actores, no hay buenos papeles.

Pero bueno, al fin y al cabo, esta es solo mi idea de qué tienen Fermín y María, hay muchas más cosas que pensé- y que ya olvidé-, pero me gustan por eso: por ser tan reales, tan humanos, y porque se ven bien juntos !vaya!

Terminamos esta entrada con el especial que Antena 3 dedicó hace unas semanas a la historia de Fermín y María. Gracias como siempre a parchís.

"La princesa del hielo", por Chiqui.

La princesa nunca fue la del hielo. La princesa de ayer fue la princesa del barro, de la tierra, la princesa agonizante convertida en el primer personaje realmente importante que nos deja. La única muerte que deja un hueco realmente vacío y descalabra a una de las parejas principales de la serie.
Es difícil afrontar una crónica del capítulo de ayer sin tener la última escena en mente todo el tiempo. Ya no sólo por lo impactante e inesperado, sino porque antes de ésos cinco minutos finales, el octavo episodio de esta temporada se habría quedado con la calificación estándar de las últimas tres temporadas: mediocre. Ni frío ni calor.

Empiezan a mezclarse conceptos extraños que no alcanzo a entender cómo ensamblarán: criogenización, manipulación genética, radioactividad, enfermedades y virus letales, implantación de embriones, no muertos que se aparecen como si lo fueran… Ideas que se van dejando caer pero que no terminan nunca de coincidir y cuajar para darnos una explicación que lo englobe todo. Y que difícilmente encontrarán, me temo.

Surgen nuevos personajes acompañados de los oportunos comentarios de nuestros conocidos para hacernos creer que siempre estuvieron ahí. Ahora sabemos que Iván siempre quiso partirle la cara a Rubén, o que la tal Amaia ya deambulaba sola por los pasillos cuando Jacinta ascendió a gobernanta.
Arañan minutos para no cargar más peso sobre las espaldas de otros personajes que ya sufren cada escena. La pobre Amelia le sigue interesando a los de Ottox, pero me temo que a nadie más. La trama del Rh, además de ser completamente errónea, carece del más mínimo interés. Vicky dice una frase por capítulo, por regla general sin subordinadas ni conjunciones. Cosa sencillita. El que debería ser el hilo conductor de esta serie, la historia de los Espí y sus cíclicos secuestros, no termina de calar en gran parte de la audiencia.

Pero no todo va a ser crítica despiadada.
Noiret está cada vez más desquiciado. La elegancia y el porte se han ido bien lejos, junto con el honor de ser el más malo de esta historia. Pero no ha perdido casi un ápice de su encanto. La camisa por fuera y el pelo revuelto le otorgan un nuevo estilo que marcará, quizá, una nueva era para el personaje, encaminándole hacia el atormentado de los archivos secretos.


Fermín debió agradecer mucho la escena final, con Rebeca al teléfono y lanzándose a los pasadizos para rescatarla, después de una tanda de escenas Toshiba sin sábanas revueltas de fondo ni camiseta cool ocasional. Nunca debieron darle a un personaje como él un trastos de ésos, que los carga el diablo. Su alianza con María, y su relación de paso, vuelve a verse perjudicada por la profesionalidad latente de nuestro superhombre, que jamás revelaría el nombre de la visionaria a nadie. Ni siquiera a la mujer que se juega la vida de su hijo por no traicionarle.
Mi querido Fermín, sabíamos que los tenías cuadrados, pero no tanto.
Y mientras él sigue adelante con sus insulsos descubrimientos junto a su insulsa y fiel compañera, María recuerda junto a Hugo en el pasillo aquellos románticos instantes en los que él la invitó a un bocadillo.
A Hugo le pierden las mujeres. Y es probable que Fermín y Rebeca se valgan de ello para acercarse a él, ahora que conocen su puesto dentro de la jerarquía Géminis. Si María es el cebo, esto se puede poner interesante…

Paula no me decepcionó anoche. Me aburre siempre, y había pensado que quizá la revelación del secreto que compartía con su padre provocaría algo diferente en mí. Por supuesto, esto no ocurrió y Paula fue la misma niña neurótica de siempre. Con la diferencia de que hace dos años, en sus flashbacks, era mayor que ahora. La increíble niña menguante vio a Eva Wulf congelada, criogenizada o envasada al vacío, nadie sabe bien cómo clasificarlo, y papá le dijo que era la bella durmiente. Y ella, por supuesto, se lo creyó. A pesar de todo, la princesa de hielo se aparece por donde le place, como si de un ser de ultratumba se tratara. Pero oiga, no seré yo quién ponga límites u objeciones a estos temas, que una es una profana al respecto.

Y mientras todo esto ocurría, la auténtica princesa agonizaba en el bosque. Si Carol hubiese muerto hace una o dos temporadas, muchos de los que hoy afirmamos que la echaremos de menos no nos habríamos inmutado. Pero durante estos ocho capítulos, los guionistas se han dedicado a recuperar a la Carolina más Leal, más querida. A la niña valiente, aguerrida y curiosa de las trenzas, pero madurada y adulta. La reconciliaron con aquellos personajes con los que quizá, había una deuda pendiente: Iván, Julia y Amelia. A toro pasado, es fácil decir que se veía venir. Pero es innegable que han abonado el terreno para que anoche, el sonido de esa campana cerrando los ojos de Carolina arrancara alguna que otra lágrima entre los espectadores.

Ana deja la serie regalándolos la mejor escena del capítulo, un instante brutal en el que Carolina mira a los ojos a su asesino y baja la mirada, decepcionada, abatida, resignada; mientras él, su gran amigo, agarra un tronco para rematarla. Instantes como ése son los que me hacen sentir que, a pesar de todo, estoy viendo una buena serie. Se queda Daniel Retuerta, la revelación de esta temporada, capaz de construir un traidor creíble, cada vez más alejado del personaje original, pero fantásticamente interpretado. Su cara en el momento en que Carol expira es digna de ser recordada.

Podríamos achacarle que tanta maldad, tanta falta de compasión, componen en Roque un giro demasiado brusco, radical, casi incoherente. También Elsa, que un día fue la más mala del cuento, parece poseída por el espíritu de Héctor, el hombre de la moral intachable. Pero tengo que reconocerlo. Me gustan los cambios. ..

Gracias como siempre a parchís, recuperamos los momentos de Fermín en el capítulo. Que lo disfrutéis. :)

Podéis ver aquí todas las capturas de Fermín en "La princesa del hielo"

Más "Bailando en Lughnasa" y una crónica sin desperdicio.

Quizá sea un atrevimiento decir que éste ha sido el año de la Guindalera. Lo es, ya que la compañía lleva años trabajando y recibiendo, casi instantáneamente, los frutos sembrados: el cariño del público, la fidelidad al espíritu humilde de la sala. Pero ahora más que nunca, el trabajo de Juan Pastor y su gente empieza a estar en boca de todos.

Según La guía del ocio y su crítico, P.J.L. Domínguez, "Bailando en Lughnasa" es el segundo mejor espectáculo que puede verse ahora mismo en Madrid, tras el espectacular "Chicago" protagonizado por Natalia Millán. Todos los periódicos de primera línea, ABC, El País, El Mundo, se han hecho eco de lo especial del montaje, como ya ocurrió con "Molly Sweeney".

Quizá por ello, y por la inagotable asistencia de público, la obra se prorroga, por el momento, hasta el 14 de Marzo de 2010. Si aún no habéis tenido el placer de poner los pies en ese lugar, es vuestro momento.

Acompañamos esta entrada, y tan gratas noticias, con la crónica de un espectador y crítico, Juan Sin Credo, que os encantará leer. Una crítica que abarca todos los aspectos de "Bailando en Lughnasa", de las más completas y objetivas que hemos tenido la oportunidad de leer. No os la perdáis, porque tras su lectura, aumentarán aún más, si eso es posible, vuestras ganas de visionar semejante espectáculo.
Científicos futuristas machacaban parpadeantes los leds de la pantalla de aviso de nuestra Central de Alarmas. El mensaje provenía de la ciudad de Ballybeg, perteneciente al condado de Donegal, en la lejana y católica Irlanda. En seguida nos pusimos en marcha con toda nuestra parafernalia técnica de medidores de frecuencia. En un santiamén aterrizamos con una de nuestras naves intertemporales en la verde campiña irlandesa, aproximadamente a primeros de agosto de 1936. Mes elegido, según la tradición celta, para celebrar la fiesta de la Lughnasa.

El misterio del asunto venía provocado por una vetusta radio Marconi que, debido a unas graves interferencias, lanzaba unos extraños mensajes incomprensibles, mitad en gaélico, mitad en castellano. Para subsanar el problema del idioma irlandés, tuvimos que contar con la presencia de nuestro querido y añorado Marcos Byth Dha Honen. El resto ya lo solucionamos nosotros. ¡Cómo no! No podía ser de otra manera. Nos encontramos con otro documento de nuestro idolatrado nihilista cartesiano Juan sin Credo.

Dicho texto se refería a la obra maestra del reciente octogenario Brian Friel, Bailando en Lughanasa, bajo la dirección de Juan Pastor en la Sala la Guindalera, con fecha de 12 de diciembre del 2009 a las 20:00 horas. Al no querer retardar apenas una consonante de las palabras de nuestro tan denostado crítico, arrojamos su hilarante pensamiento para regocijo de sus únicos y fieles lectores.

Había dejado reservadas dos entradas de precio reducido, motivo por el que llegué a la taquilla con una hora de antelación. Me tocó esperar a mi amiga Zeniala Volvoreta en el bar que está al lado del teatro, en donde ponen las cortezas más resecas de toda la cristiandad. Allí estuvo Teresa Valentín hablando con unas amigas que ya habían visto el montaje por los años del Pradillo. Vino Zeniala, entramos con el tiempo justo y tuvimos que sentarnos al pie de escenario, en el banco que se encuentra cerca de la entrada.

Tal espacio se dividirá en dos partes, una exterior -el jardín donde el pequeño Michael jugará con sus horrorosas cometas- y otra interior -la casa de las hermanas Mundy- lugar en el cual ocurren la mayoría de las escenas. Un hogar cálido, donde predomina la madera; mesas y sillas de cocina. Además de la intermitente radio Marconi, el artilugio de la modernidad que vertebrará, con sus numerosas canciones, el hilo narrativo del recuerdo del protagonista.

Por tanto, dos planos, el actual, relatado por Michael, y el de la memoria, centrado en los acontecimientos previos a la desmembración de su familia, justo a principios de agosto de 1936, cuando se celebra la fiesta de la Lughnasa. La pieza se abre y se cierra con la melodía del tema Morning has broken de Yusuf Islam. Otros importantes hitos musicales, que podemos destacar dentro de la puesta en escena, son las realizadas por Josephine Bater, Edith Piaf y Ella Fitzgerald, así como la música folclórica irlandesa. La coreografía de alguna de estas canciones marcará el momento culminante de tensión dramática de la pieza. Es digno de reseñar la escena en la que están todas las mujeres bailando, presas de la emoción, por la idea de poder asistir a Lughansa hasta que se estropea la radio y se quedan vacías, hundidas, huecas.

Ya hemos hablado del decorado y de la importante ambientación musical de la obra. El vestuario es gris, monótono, pobre. Destacan las grandes botas de tres de las actrices, que les sirve para zapatear en la pequeña tarima de madera de la zona interior. El vestuario del padre Jack es más variado, sobre todo en sus enormes chaquetas de lana. Michael viste un elegante traje de pana y el vestuario de Gerry es más vistoso y colorido.

Del elenco sólo se puede hablar maravillas. El trabajo del grupo actoral está muy elaborado y el espectador se deleita en la contemplación de esas vidas ilusorias expuestas a los ojos de una ficción que se transforman en unas figuras sensibles, humanas, repletas de realidad. Para mi gusto es quizás la figura de Gerry Evans, Álex Tormo, la que desentona, levemente, el tono realista propuesto por el resto de actores.

Poco he de decir de la profesionalidad de Juan Pastor, que desempeña el papel de Padre Jack, y del televisivo, Raúl Fernández, Michael, sino que, junto a mi admirada, María Pastor, que protagoniza el papel de Cris, son la columna vertebral de la obra. Juan por su presencia en escena, Raúl por su torrente de voz melódica y María, por su sencillez y su fuerza escénica, destacan y arrastran al resto del grupo.

Aún así, no hay que echar de menos a las demás actrices del reparto. Personalmente, me quedo con Kate, Victoria dal Vera. Su papel de hermana mayor -frustrada por toda una serie de complejos provenientes del choque entre la realidad moral y sus deseos y pasiones que la convierten en una amargada- está realizado de una manera magistral. Por otro lado Maggie, Agnes y Rose, Elia Muñoz, Yolanda Robles y Carmen Gutiérrez respectivamente, también tienen su peso específico dentro de la obra.

En definitiva, una bonita historia que colma las expectativas de un espectador que va al teatro con el fin de pasar un rato agradable sin experimentos ni estridencias. Una puesta en escena donde el baile supone una liberación de las pasiones ocultas y que permite el paso al desahogo de un dolor presente y a otro mayor que se sospecha venidero.

Dicen que Zeniala Volvoreta y Juan sin Credo salieron satisfechos y fueron a cenar a una taberna de los alrededores, donde, más tarde, se encontraron con el grupo de actores. Dicen que Juan sin Credo mostró su agradecimiento a la sonrisa de María Pastor y a la simpatía de Raúl Fernández. Dicen que Zeniala Volvoreta y Juan sin Credo se marcharon a bailar, descubriendo un mundo que ya no les pertenecía. Dicen que Juan sin Credo dijo: -Será que me estoy convirtiendo en un clásico.

Fuente

Crónica de una visita (por Alexilla)

Hoy os traemos una crónica que a muchos de los que nos leéis, y también de las que hacemos este blog, nos trae unos recuerdos maravillosos. Pero más allá de la propia historia de "Molly Sweeney", este artículo es la narración un sueño cumplido, y las emociones vividas en él.
Alexilla nos cuenta su particular visión de la obra y de su encuentro con Raúl, y nosotras le damos las gracias por tener la ilusión de verla publicada aquí. Disfrutadla.

Bueno, pues yo tampoco he podido contenerme así que os contaré brevemente cómo fue mi encuentro (si se le puede llamar así) en la sala Guindalera con la obra Molly Sweeney y por supuesto con Raúl, faltaría más.
Decidí ir con mi chico un domingo 18 de Octubre, porque en el último momento mi amiga me dio plantón…. Así que os podéis imaginar el cabreo que tuve al principio, pues no podría tirarme directamente a su cuello por razones obvias… (tampoco es que lo fuese a hacer pero en fin, son cosas que se meditan).
También os podéis imaginar como estaba mi novio hasta que llegamos, dándome la murga todo el trayecto con que a ver cómo le iba a dejar y como me iba a comportar, de coña, eso sí , pero se le veía algo intranquilo , aunque yo ya no le escuchaba, estaba en mi nube.

Llegamos pronto a la sala , que como bien habéis podido comprobar la mayoría , el portal pasaba bastante desapercibido, no se diferenciaba del resto de los portales de la calle . Entramos y rápidamente el comentario típico que te hacen los que te conocen de “oye, y si pasa ahora que vas a hacer” con la típica mirada burlona...Y entonces se da cuenta de que te pones a buscar con la mirada por todas partes , y él se da cuenta de que mejor esta callado.

Una vez en el cuco hall , pedimos las entradas al chico y salimos a tomar algo mientras mi chico, con voz socarrona, me decía que si me pedía una tila con un calmante. Le di una colleja y le dije que de nervios nada (aunque no estaba muy claro aún).

Le hice salir del bar sin terminarse el Nestea y entramos de los primeros. Mi plan era el de “delante del todo se capta mejor”.
Cuando comenzó la obra aunque atendía al relato de los otros dos personajes , inconscientemente miraba de reojo al lugar que ocupaba Raúl, expectante e impaciente porque comenzase.

En el transcurso de ésta nos interesamos mucho por la historia , aún más porque los personajes se esforzaban mucho por captar la atención del público , refiriéndose a cada espectador uno por uno , lo cual en alguna ocasión por parte de Raúl , pues como es obvio, me hizo ruborizarme sin sentido alguno. En mi opinión estuvo fantástico, un papel totalmente distinto al que estaba acostumbrada a verle interpretar y le quedaba como un guante. Lo mejor es que según avanzaba la obra podía notar que a mi chico , que en principio había asistido por mí, le estaba emocionando la interpretación tanto que se le estaban humedeciendo los ojos y cada vez me apretaba mas el brazo.

La verdad es que nos llegó mucho a los dos , aunque sí es verdad que no habíamos asistido a muchas obras de teatro antes, pero esta nos marcó , porque aunque la historia en sí era interesante, la intensidad de las emociones que expresaban era brutal, y sin exagerar, aunque la verdad no sé porque me sorprende, porque todos tienen una gran trayectoria.

A la salida , un poco aturullados por el cambio de luz y demás, le pregunté a mi chico que le había parecido y tras buscar las palabras me dijo que brutal, no había visto nada parecido y que la interpretación de María Pastor había sido increíble. La verdad es que estuvo estupenda. Justo en la puerta estábamos hablando cuando apareció en escena Raúl, lo cual, no sé por qué, pero me dejo un poco descolocada (las que habéis ido lo entenderéis, el toparte de pronto con esos ojos color miel y el “Dios mío” posterior es de shock).

Nos preguntó qué nos había parecido.
Yo, después de un ehhh…esto…ehm…y con cara de “vamos a ver , ha estado fantástico pero no te emociones que le vas a agobiar”, le contesté que nos había gustado mucho, que un poco intensa para lo que estábamos acostumbrados pero que muy bien.

Nos dijo que claro, que a la gente que no estaba acostumbrada a Brian Friel les podían resultar sus obras un poco chocantes, y nos preguntó que si era la primera vez que íbamos allí.

Mi chico le contestó que no, que era la primera vez y que lo habíamos pasado muy bien, mientras yo conteniendo mis impulsos Raulistas y respirando hondo me pregunté si podía darse el caso de raptarle y hablar más tranquilamente tomando algo, pero volví en mí y a la conversación. Al ver que no seguíamos preguntándole cosas y viendo que asentía en plan “vale, encantada, estoy flipando, será mejor que nos vayamos ya”, se daría por aludido y nos dijo que la próxima obra era Bailando en Lugnasa y que era distinta pero que prometía y esperaba que fuésemos.

Y se fue, se fue a charlar con el resto de los espectadores que seguían allí (gente mayor, la mayoría). Le dije a mi chico que si nos íbamos y me dijo ”¿sin pedirle un autógrafo? ¿y la foto? Tu estas tonta” y se acercó a él para pedírselo. Al decírselo creo que se quedo un poco aturdido, pero volvió y me pidió el típico boli que nunca está cuando lo necesitas.

Yo ya lo daba por perdido en el bolso y me dijo que no importaba ,que pedía un momento el que tenían en la entrada. Pensé “qué majo” y de pronto se quedó parado y le preguntó a mi chico extrañado “pero ¿es para ti o para ella?” a lo que este contestó que no, que era para mí y se rieron, con lo que puse mi cara de “vale, sí, soy idiota” .Me firmó y me dijo que esperaba vernos pronto de nuevo por allí.

Y no sé por qué no le comenté nada más sobre la serie, ni sobre sus proyectos, ni nada (bueno, sí sé por qué, me daba un corte tremendo).

Le despedimos y mi novio me pidió un momento, porque quería charlar con María Pastor. Estuvimos hablando con ella sobre su actuación, de la cual dijimos que la expresión de ceguera había estado tan lograda, que a mi chico le dio la impresión de que era ciega de verdad. Ella soltó una carcajada y nos preguntó si era la primera vez que íbamos y qué tal les habíamos visto. Le dijimos que genial, que muy emocionante y nos preguntó que edad teníamos, le dijimos que 20 y nos soltó un “ay, pero qué jovencitos que sois, y ¿cómo es que os habéis decidido por Molly? Qué bien que el público joven se interese por este género” y demás. Se la veía contenta, y por último concluyó con que habría esperado más participación por parte del público, porque otras veces se les ve más receptivos, a lo que contesté que nosotros casi lloramos y que simplemente no lo hicimos de lo impactante que nos estaba resultando. Se asombró y nos dijo que le había gustado mucho conocernos y que volviésemos pronto.

Según nos alejábamos soltamos los dos un “qué maja” y justo cuando salíamos por el umbral me armé de valor y le pedí una foto que nos sacó mi novio con mi móvil (así salió) con mi cara de “que vergüenza, pero me quedaba aquí siempre”. Le solté un gracias y un hasta pronto que nos devolvió y nos fuimos.

Cuando caminábamos ya por la calle mi chico me preguntó “¿Por qué no te has atrevido a pedirle nada? Serás tonta…te ibas a ir así..” y un… “así no te has puesto nunca conmigo ¿eh?” a lo que contesté “anda, cállate” con una sonrisa estúpida.

Después estuvimos toda la tarde hablando sobre ella.

"La leyenda de Eva" por Vampi

Con un poquito de retraso (nuestra cronista de hoy no pudo ver el capítulo el día de su emisión), os traemos el artículo sobre el último episodio de El internado. Nuestra Vampi nos trae su visión particular de "La leyenda de Eva".


Miedo me da empezar este artículo viendo que para todos vosotros La leyenda de Eva ha sido, sin lugar a dudas, un gran capítulo con el que el Internado ha vuelto a estar a flote. Pero una fermaría nunca se achica así que diré que me he aburriiiiiiido soberanamente.... ¿De verdad se han resuelto tantas cosas? ¿De verdad ha sido tan sorprendente? Quizá yo aún esté traumatizada y decepcionada por el Camilo Krugger y eso me haya influenciado a la hora de valorar objetivamente, pero...

1. ¿Acaso no sabíamos lo que había pasado en el barco? Papaíto Novoa es malote. ¿Sorpresa? Creo que ninguna. Martín había disparado a Andrés para salvar a Sandra, ¿Sorpresa? Más bien ninguna... Lo único sorprendente fue encontrar en mitad del océano a la de danza peeeero la escena duró dos segundos, yo pensé que al aparecer allí nos mostrarían más de ella en el barco pero ahí se quedo la cosa....

2. Creo recordar que ya habíamos comentado que Noiret era el padre del hijo de Lucia, por lo tanto es otra cosa que a mí me ha dejado fría.
3. Aunque a veces la poca confianza puesta en los guionistas pueda hacer mella en nuestro espíritu fermarío creo que sabíamos que María se iba a guardar un as bajo la manga para poder pegársela al cabrón de Noiret en todos los morros. No me lo esperaba así y me ha encantado, lo admito, pero aun así, no sé porque razón me he quedado fría...

Roque no es amigo, Roque no tiene corazón... Roque es un hijo de su madre que no sujeto a su amiga, que la dejó caer y luego se lamenta como si tuviésemos que lamentarnos por el pobre chiquitín.

Camilo no ha aparecido y le he echado de menos, me reí tanto en el capitulo anterior que no veía el momento de que volviese a aparecer en mi televisión.

Iván me cansa porque siempre pensé que cuando tuviese una chica noble y a su madre a su lado dejaría todas esas tonterías que son mas típicas de Javier Holgado que de un chaval de 17 años; entiendo que Iván va de duro, tiene un carácter... pero ya cansa tanto desprecio.



Y entre todo esto creo que hay tres cosas buenas a destacar...

1. Me han gustado las actuaciones de todos y eso es decir mucho. Ah no, se me olvidaba que Ismael siempre me provoca estreñimiento y ganas de apagar el televisor...

2. En toda esta temporada hay una cosa que me sigue manteniendo fiel a El internado y es el hecho de ver como las investigaciones independientes de muchos van enlazándose capítulo a capítulo. Los chicos con Jacinta, Martín con Elsa y la policía que ya saben sobre el Proyecto Géminis; los malos de una forma indirecta también gracias a Apolo alias giramochos. Pero para no dejar de ser insoportable diré que podrían haberlo empezado a enlazar un POQUITO antes...

Y la tercera cosa y no por ello menos importante es esa escena, ese instante, ese pequeño detalle (que menuuudo detalle) que hará historia en el mundo de las series, en los momentos de pasión de miles de mujeres.... Ese culo, ese hermoso culo y esa espalda que me vuelvo loca, lo tengo grabado en mis retinas... aiisss, no me diréis que no es pa´ darle un mordisquín, ay ay ay. Señores guionistas, señores de Globomedia, sólo por esto le doy un 11 sobre 10 al capítulo.

Y ya que hablamos de ese culo, hablemos un poco de su dueño. Raúl se supera cada día, es tan buen actor que sabe mantener alto a un personaje que hace tiempo perdió esa esencia que tantos suspiros nos causaba... Gracias Raúl por ser motivo suficiente para seguir con esta serie, creo que eso lo dice todo.

Podéis volver a disfrutar de los momentazos de Fermín con el vídeo que recoge todas sus escenas en el capítulo. ;)


Y por último, podéis ver aquí todas las capturas de Fermín en "La leyenda de Eva".

Anuncio promocional "La leyenda de Eva"

En la Laguna Negra, si sabes demasiado, estás perdido.
Ésas son las únicas palabras que se escuchan durante el anuncio promocional de “La leyenda de Eva”, el séptimo capítulo de esta temporada que se emitirá el próximo 18 de Enero. Un mensaje breve pero conciso que augura tragedia. O al menos eso pretende.

En lo que a nuestro personaje fetiche se refiere, la presunta traición de la mujer que presuntamente le ama promete darnos buenos momentos.
De entrada, la trama está suponiendo más escenas para Fermín. Los guionistas juegan a los malabares para evitar que el personaje aparezca ya hasta en la sopa, porque el curso natural de las cosas ya pide que su investigación se enlace con la de los chicos, los malos le descubran, Rebeca le reciba en salto de cama mientras le pone ojitos y Jacinta le despida por ausentarse tantas horas. Pero no. Fermín aguanta el tipo a través de los insustanciales descubrimientos que realiza de la mano de la Polvorosky mientras aparenta no saber nada de lo que cuece mi amadísimo Jacques Noiret y su amadísima María.

Lo reconozco. La idea de poner a María en primera línea de fuego, haciéndola escoger entre la vida de su hijo y la de Fermín, nos puede traer muchas cosas buenas, empezando por el mayor protagonismo para Marta Torné, más allá del rol de madre mártir y mujer enamorada, aprovechando su potencia en las escenas dramáticas.

Ahora, la clave de esta historia estará en cómo la hayan resuelto los guionistas. Sólo hay dos opciones. Una traería alabanzas varias hacia ellos. La otra sería, para algunos, el empujoncito definitivo para pensar que a los que escribieron los guiones de las primeras temporadas les tuvieron que dar la baja por estrés y, para suplirles, contrataron a los que una vez crearon productos de la talla de “Melrose Place”.

Si María lleva su traición hasta el final, el personaje habrá muerto. Adiós a la garra, la fuerza interior, el valor y la inteligencia de nuestra heroína.
Si en unas semanas, nos revelan que Fermín y María están en esto desde el principio, y que ha sido él quien ha conducido a Noiret por donde ha querido, tendremos a María aliada directamente con la Organización. Y no me negaréis que tendría mucho encanto afrontar una séptima temporada con Fermín y María compartiendo también la pistola. ;)

Nicole en "Bailando en Lughnasa" (II)

Lo prometido es deuda, así que raudas y veloces subimos la segunda parte de la crónica de la visita de Nicole a La Guindalera, centrada sobre todo en los minutos de conversación con Raúl. Si os gustó la anterior entrada, no os podéis perder su continuación por nada del mundo ;)

El Postre

Es al parecer una costumbre de La Guindalera invitar a sus espectadores a un chupito de… pues no estoy segura de qué licor se trataba pero estaba delicioso y mezclado con analgésicos consigue incluso eliminar por completo cualquier inhibición que una persona madura y cuerda pueda tener.

Lo que paso a continuación lo recuerdo como una serie de escenas borrosas en mi mente. Daniela y yo vimos a Raúl hablando con un grupo de gente en el otro extremo de la sala de espera (que estaba abarrotada de gente hablando y bebiendo ese licor mágico). Nos fuimos acercando poco a poco, mientras mi cerebro debatía como entablar una conversación.

¿Debería llamarle Raúl a secas? A lo mejor Sr. Fernández era más apropiado. Después de todo, no me conocía de nada. ¿Sr. Fernández de Pablo? No, demasiado largo…

Cuando de pronto se da la vuelta y me topo con esos ojos enormes color miel mirándome con lo que puedo recordar (o mas bien interpretar) como ligera curiosidad. Mi boca, ignorando el cacao mental dentro de mi cabeza, suelta un alegre “!Hola Raúl!” A lo que él responde con otro “hola” amable y cortés.

Y la cosa se estancó ahí durante un par de vacíos (y largos) segundos en los que mi mente se quedó totalmente en blanco.

¡Joder, Nicole, di algo! ¡Lo que sea!

Fue entonces cuando percibí un sutil cambio en su mirada, como si hubiese caído en la cuenta de qué era lo que estaba sucediendo: “!Ahá! El Internado”. (Of course!)

Aun no sé cómo conseguí desbloquear mi mente y formar una frase coherente, pero creo que le dije que frecuentaba su blog, que volvía a EEUU el sábado, y que no podía pasarme por Madrid sin ver una obra de La Guindalera (bueno, que las chicas del blog me desterraban directamente). Los labios de Raúl formaron una sonrisa torcida, y estoy segura de que dijo algo al respecto, pero entre el chupito mágico y las aspirinas, mi cabeza no terminó de registrarlo para la posteridad.

El caso es que después de ese breve momento de incertidumbre, la conversación fluyó de lo más normal, como si nos conociésemos de toda la vida. Hablamos de Molly Sweeney y se acordaba perfectamente de las chicas del blog y su visita a la sala. Comentamos Bailando en Lughnasa, y dijo que era la última obra en la que participaría con La Guindalera este año. Me dio la sensación de que estaba ilusionado con sus nuevos proyectos.

Honestamente a mí no me pareció tan tímido como hemos comentado, incluso diría que se le veía bastante a gusto hablando con nosotras (y otra gente) después de la obra. De hecho, no sé cómo hizo para darle la vuelta a la tortilla, pero terminó sabiendo él más de mí que yo de él (¡y con todas las preguntas que pululaban por mi mente!).

Todo empezó cuando le dije que me había encantado la sala, y que no tengo acceso a este tipo de experiencias donde vivo.

Raúl: “Pero allí sí hay buen teatro, ¿no?”

Nicole: “Sí, bueno, esta Broadway, pero en Nueva York.”

Raúl: “¿Y tú dónde vives?

Nicole: “¿Yo? En Florida.”

Raúl: “¿Y que has venido, a visitar a amistades?”

Nicole: “Familiares. La mitad de mi familia vive en Málaga.”

Raúl: (algo confuso) “¿Entonces tú de dónde eres?

Nicole: “Yo es que nací en Madrid…”

Un hombre del grupo de al lado se da la vuelta, nos interrumpe, le comenta algo y se pasan hablando unos segundos. Yo me vuelvo hacia Daniela encogiéndome de hombros pensando que nuestro encuentro con Raúl ha llegado a su fin y que sólo nos queda despedirnos (por educación, mas que nada). Pero ella insiste en que nos quedemos porque le dio la impresión de que Raúl estaba disfrutando con nuestra charla. A mi me gustaría creer que de verdad ese fue el caso.

Y tras ese breve inciso, Raúl se volvió a dar la vuelta y continuamos hablando como si nada. Hubo un momento en el que dije una parida de las mías (de la cual ni me acuerdo), y Raúl soltó una leve carcajada. Entonces aproveché el momento para intentar conseguir mi primera exclusiva Fermaria.

Nicole: “Por cierto, esta temporada de El Internado ¿nos gustará a las Fermarias?”

Raúl: “¿A las Fermarias? Fermarias, Fermarías, cómo es?

Nicole: “¡Buah, yo que sé! Yo digo Fermarias. ¿Cómo lo ves?”

Raúl: (desvía la mirada hacia arriba con un suspiro y casi puedo detectar la aceleración de sus neuronas para ver qué es lo que puede decir o lo que se debe callar) “Esta temporada. . . “ (otro suspiro, se cruza de brazos todavía pensativo.)

En realidad la expresión en su rostro lo decía todo. Su mueca de “a ver cómo le digo yo esto a estas pobres chicas” casi me hace soltar una carcajada.

Nicole: “Si no puedes desvelar nada, lo entiendo.”

Raúl: “Sí, claro, es que nos lo tienen super-prohibido.” (Pausa. Larga pausa) “Yo creo que va a haber un cierto… uhm, descontento.”

Yo no dije nada en el momento, pero Raúl, al ver la cara de absoluta decepción que llevaría puesta, se apresuró a explicar que al principio el tema de Fermín y María estaba en un primer plano mucho más, y que ahora iba a ser la trama policial (o de investigación) la que iba a cobrar mas protagonismo.

O sea, que lo llevamos igual de crudo las Fermarias que las Fermarías.

Para finalizar nuestro encuentro (y no darle mas la vara), le pedimos si le importaba hacerse unas fotos con nosotras. Mientras Daniela tomaba la foto, Raúl hizo el peculiar comentario de lo chula que era mi cámara. Yo le comenté que era baratilla, y creo que mi cámara me hizo un corte de manga por el comentario y sacó la foto mal y roja.

A esas alturas entre el chupito mágico, el efecto aspirina, el torbellino de feromonas y el cansancio del viaje me entró un ataque de Parkinson’s a la hora de sacarle la foto a Dani con él, que casi tuve que sujetarme la muñeca con la otra mano. Y yo me hubiese auto convencido de que nadie se había dado cuenta, de no ser por el comentario de Daniela algo mas tarde extrañándola que la foto no hubiese salido movida con tanto meneo.

En fin, que cuando por fin nos despedimos de Raúl ya apenas quedaba nadie en la sala de espera. Y, justo antes de cruzar la puerta hacia el frío del corredor exterior, me vuelvo y le deseo un feliz cumpleaños (aunque todavía faltasen tres días). Él me da las gracias (algo extrañado) con una sonrisa y un hombre que había a su lado le pregunta: “¿Es tu cumpleaños?” “Hoy no,” oigo como contesta Raúl.

El aire de Madrid se presenta gélido en enero, pero por primera vez desde hacía bastante tiempo siento como mis pulmones se llenan de oxigeno (o algo parecido). Daniela y yo comenzamos a caminar calle abajo sin prisa alguna. La oigo refunfuñar a mi lado, fastidiada por algo.

Daniela: “¡Joder, Nicky! Tu foto con Raúl ha salido fatal. Tenemos que volver y pedirle otra.”

Nicole: (incrédula) “Pero tía, ¿Cómo vamos a volver para pedirle otra foto? ¡Ni de coña!”

Daniela: “¡Que sí! ¡Que es para el blog! ¡Hay que volver!”

Nicole: “Tu estas loc—“

Pero Dani ya había emprendido una apresurada carrera de vuelta hacia La Guindalera y no tuve más remedio que salir corriendo detrás de ella. Atravesamos el umbral jadeando, y nos topamos con una señora que estoy convencida era la esposa de Juan Pastor rodeada por tres de las actrices de la obra que acabábamos de ver. Os podéis imaginar el panorama cuando les explicamos a lo que habíamos venido.

El caso es que consiguen sacar a Raúl de su madriguera (creo que en el teatro lo llaman “la sala verde”, o por lo menos en USA lo llaman “green room”) y no pareció importarle un segundo intento para que mi cámara se portase un poco mejor que Marconi.

¡Pues no hubo forma! Mas tarde, y una vez que mi cerebro se dignó a cooperar un poco más, caí en la cuenta de que estaba haciendo fotos en panorámica exterior, en vez de retrato de noche. Y el resultado fue el desastre de foto con el que terminé.

Dani: “!Buah, ha vuelto a salir roja!”

Raúl: (echándole un vistazo a la que le hice con Dani) “Y esta ha salido como quemada.”

Nicole: “Pues debe ser el flash.”

Claro que ese recuerdo de tener a Raúl a un lado y a Dani al otro mientras los tres revisábamos la calidad pésima de las fotos vale más que la foto perfecta.

No recuerdo como nos despedimos la segunda vez, pero recuerdo que la sonrisa de oreja a oreja que llevábamos puesta nos duro el resto de la velada. Por fin había conseguido desconectar, y sólo necesité de una obra de teatro magnifica y un actor encantador para conseguirlo.

Bueno, el chupito mágico también ayudó en algo… ;-)

Nicole en "Bailando en Lughnasa" (I)

No es la primera crónica sobre "Bailando en Lughnasa" que subimos al blog. Todas y cada una de las que nos llegan tienen algo especial que las hace distintas. Esta no lo es menos. Porque además, viene de la mano de alguien que ya conocemos y que se ha cruzado el charco para ver a Raúl (entre otros menesteres). Así fue el encuentro de nuestra Nicole con "Bailando en Lughnasa".

El Ave llegó a la estación de Atocha y un Madrid gris nos recibió envolviéndonos en revoltosos copos de nieve. La ciudad seguía tal y como la recordaba: ruidosa, ajetreada… viva. El bofetón de nostalgia fue tan inesperado que no estaba muy segura si las lágrimas fueron causadas por el intenso frío, o la emoción, igual de intensa, de volver a ver “mi ciudad”.

Pero esta vez mi visita, aunque breve, consistía en hacer realidad un pequeño sueño que no podía pasar por alto: visitar la sala de La Guindalera y ver a Raúl Fernández en “su salsa”. Y, si fue su personaje en El Internado el que introdujo ese gusanillo de curiosidad y admiración hacia el actor, ver su interpretación sobre las tablas fue lo que terminó por cautivarme.

El Aperitivo

El portal podría haber pasado desapercibido entre tantos otros de la calle Martínez Izquierdo. Daniela (amiga del alma de una vida ya demasiado lejana) y yo, cruzamos el portal y recorrimos un largo pasillo hasta llegar a la entrada/recepción/sala de espera donde un muchacho latino muy agradable canjeó nuestras entradas provisionales, por las de verdad (una transacción bastante curiosa, y en la que no entraré en detalle o esto se va a alargar la tira). El caso es que me doy la vuelta y veo a Daniela con una sonrisa de oreja a oreja, se acerca a mi lado y susurra: “Acaba de pasar Raúl detrás tuya y no te has dado ni cuenta. Parece bastante tímido.”

Cierto es que mi mente aquella noche estaba plagada de mil y una cosas que nada tenían que ver con la obra de teatro, La Guindalera, o Raúl, pero aun así, fue un chasco perderme el momento “entrada de nuestro chico por la puerta principal”. Y, como todavía faltaba una hora para que empezase la función, decidimos ir a un bar cercano a tomar algo, charlar y lograr desconectar un poco de todas aquellas pequeñas gilipolleces que consiguen invadir tu mente y terminan por agobiarte.

Intento fallido, por cierto.

El Plato Fuerte

La sala era tan acogedora como ya la habíais descrito por el blog. Las aspirinas que me había tomado hacía apenas media hora comenzaban a hacer efecto. La gente entraba pausadamente entre respetuosos murmullos. Ya sentada en mi butaca (super-cómoda, por cierto), observaba el desfile de espectadores, el escenario inerte, los focos del techo, el fondo negro, hasta que mi mente enviciada volvió a las andadas y se negó a dar tregua a todo aquello que prometí olvidar durante esas dos horas en el teatro. Tan lejos estaba de la sala, que me sorprendió ver al personaje de Michael cruzar el escenario con una pícara sonrisa.

Comenzó a hablar dirigiéndose hacia el público en su papel de narrador. Su voz era firme y suave al mismo tiempo, alegre y nostálgica, serena e intensa, con esa inflexión y entonación que dan vida a emociones que tan sólo los grandes actores logran transmitir. En su relato, Michael no dudaba en buscar los ojos del espectador, establecer contacto con cada uno de nosotros. Y, aunque estuviese mirando al señor calvo a mi lado, o a la señora del perfume de frutas sentada detrás de mí, yo me daba por aludida igualmente. Porque había conseguido sellar ese vínculo entre el actor y el espectador en el momento en que pisó el escenario.

La luz del teatro iluminó la cocina donde transcurre la obra. Se basa en la vida de cinco hermanas atropelladas por la revolución industrial en la Irlanda de los años 30. Marconi, la protagonista principal en mi humilde opinión, es una radio con voluntad propia que llega a aliviar muchas de sus inquietudes cuando les deleita con su alegre música y a causar otro puñado de frustraciones con su volátil temperamento cuando decide dejar de funcionar.

Lo gracioso es que uno consigue identificarse con todos los personajes de la obra, con sus fallos y excentricidades. Yo me vi reflejada en algún que otro momento con todas y cada una de las hermanas, con Michael, y con el Padre Jack que vuelve de Uganda y su idioma natal le resulta extraño y ajeno, soltando palabrejas que no existen y dudando de las que le suenan raras, como “regañar”. Puede que sea por eso que yo me identificase más con él que con el resto.

Been there, done that.

Desde luego la interpretación de Juan Pastor fue insuperable, ¡menudo pedazo de actor! De las hermanas me encantó también la interpretación de Victoria de la Vera en el papel de Kate. Pero es que todos encarnaron a los personajes de forma tan alucinante, que me dejaron francamente fascinada.

Las dos horas se pasaron volando, dejaron un sabor de tristeza y angustia al final de la historia. Supongo que Brian Friel no creía mucho en finales felices.

La sala eructó en un rugido de aplausos y los actores salieron a saludar. Raúl aun llevaba las gafas de Michael puestas, y parecían molestarle, ya que se las quitó, frunció el ceño y parpadeó un par de veces antes de guardárselas en el bolsillo. Salieron tres veces al escenario hasta que los aplausos se fueron difuminando gradualmente.

Habían sido dos horas inolvidables.

"Paula y el lobo" por ticktuck

La crónica de "Paula y el lobo", el capítulo de El internado con el que anoche nos obsequiaron, viene nuevamente de la pluma de una de nuestras comentaristas más habituales. Aquí tenéis la visión del episodio de nuestra ticktuck.


¿Crónica de una muerte anunciada?

Se dice que antes de perecer pasan imágenes de la vida a modo de flashback. La recopilación de escenas fermarías de anoche fue eso, el fin del hilo del que pende una relación que ha pasado a mejor vida. Paula y el Lobo se caracteriza por seguir con el camino iniciado en la sexta temporada, el de la previsibilidad y la reminiscencia.

El punto álgido de lo previsible aconteció con la reaparición de Camilo. ¿Es factible que un ser humano sobreviva en un bosque con todo el cuerpo quemado? La respuesta es no. ¿No es El Internado una serie ligada al mundo sobrenatural? Sí, y cuando los espectadores muestran preocupación ante un hecho así es síntoma de que algo falla. ¿Se está preparando al espectador para otro renacer de entre los muertos? La conversación que mantienen Elsa y María parece indicar que la resurrección de Héctor es inminente.

La reminiscencia está unida a la escapada de Paula al bosque. Si bien no se puede entender cómo una niña de tal inteligencia puede pecar tanto de ingenua, cabe destacar que su falta de sensatez propició un encuentro extraño entre las dos organizaciones de la serie. Una alianza casual para salvaguardar la vida de Paula que parte del fracaso puesto que ya se sabe la reincidencia y vuelta al bosque gracias a Lucas. Otra escena que recuerda a anteriores temporadas, aunque con resolución totalmente opuesta, es la discusión en clase de filosofía. A Iván y a Julia les toca distanciarse para dejar hueco al chico nuevo, ni más ni menos. ¿Está Carolina redimiendo sus pecados antes de pasar a mejor vida? La interacción entre personajes ha sido el punto fuerte de Paula y el Lobo. Son tantos los personajes que proliferan en el internado que conversaciones como la de Carolina e Iván satisfacen.

Si se trata de elegir un personaje atrayente ése es Jacques Noiret, un hombre que pasa de no mostrar piedad a conmoverse con los relatos de su hijo en cuestión de segundos. Los sentimientos que afloran muy de tarde en tarde en el francés ya se intuían en los flashbacks con Valentina, pero, ¿a qué son debidos? Los valores que oculta son todavía un misterio.



Ahora que se habla de sentimientos se puede hacer un paralelismo entre el ciclo de la vida y las relaciones sentimentales, y es que una pareja ha nacido, otra ha crecido, y otra ha muerto. La pareja que ha nacido es la fermaría, la que ha crecido es la marcoamelista, y la que ha muerto es la juliván. Todo ello desde un punto de vista objetivo: Fermín y María están juntos, Marcos muestra empatía hacia Amelia, y Julia e Iván han roto. Como reza el eslogan que “nada es lo que parece en El Internado” haremos uso de él. ¿Sabe Fermín la verdadera razón por la que María ha vuelto? ¿Se acordará Marcos de Amelia cuando vea a Carolina tirada en el suelo? ¿Aguantarán Julia e Iván el distanciamiento?

La disyuntiva en la que está inmersa María es cuanto menos desconcertante. La justificación de sus actos radica en que es la primera vez que tiene la oportunidad de ejercer como madre y estar al lado de su hijo. ¿No existe otra alternativa para ella? Por supuesto que sí, y volviendo al recurrido eslogan, ¿no será que quieren hacer creer una traición que no está ocurriendo? El patrón ha sido siempre el mismo, “nada es lo que parece”. ¿Y si la extrañeza de las escenas fermarías es debida a una mala interpretación de María y Fermín? Un cocinero y una limpiadora tratando de ocultar la verdad. ¿No eran ambos expertos en ocultar su identidad? Fermín lo ha demostrado al sacar su vis cómica a la hora de empuñar un arma. De hecho, la comicidad ha fluido en todas sus escenas con Rebeca. ¿Está contento porque María no puede vivir sin él o falta información veraniega referente a Polvorovski? De cualquier modo, se dé o no la traición de la limpiadora, la resolución del embrollo no irá acorde con la personalidad de la que hasta ahora era María Almagro.

Eva tiene frío, y los espectadores parece ser que también.

Y aquí está, recién salido del horno, el vídeo con todas las escenas de Fermín en el capítulo.



Para rematar, podéis ver aquí las capturas de nuestro cocinero en este capítulo.

¡Feliz cumpleaños, Raúl!

Hoy, 10 de Enero, es el cumpleaños de Raúl, y como ya hicimos el año pasado, ayer recibió a través de Ana nuestro pequeño regalo. Con él, iba esta carta, de la queremos haceros partícipes a todos los que seguís su trabajo a través de este blog. Durante esta semana, os contaremos más...

Para terminar, felicitarte por tu cumpleaños, que era nuestra intención primera cuando empezamos a montar todo esto; y desearte que el nuevo año te traiga el reconocimiento que mereces.
El nuestro ya lo tienes.

Así terminaba la carta que te entregábamos hace casi un año, junto a un par de regalos más bien caseros, hechos con más cariño que medios.
Este año, las intenciones son las mismas, pero hemos decidido optar por un regalo que no te haga pensar que somos un grupo de taradas cibernéticas con poco que hacer.

La coctelera ha sido un atrevimiento, porque siendo sinceras, entendemos más bien poco del tema. Pero sabemos que te gustan, y que una vez te costó mucho dar con una, así que ahí la tienes. La prueba tangible de las muchas veces que hemos visto tus entrevistas.

Nuestro otro regalo es ese pequeño dossier para el que hemos seleccionado trece entradas de todas las que se han escrito durante este año en el blog. No ha sido fácil. Primero pretendíamos que fuera una recopilación de tus mejores momentos durante este año. Pero al final, ha resultado ser más bien una compilación de aquellos artículos que más significan para nosotras.
En todos ellos hay un poco de cada una. Cómo se llega a El Internado desde el otro lado del charco; cómo vemos nosotras a Raúl Fernández; esas obras que hemos descubierto a posteriori pero que, por alguna razón, nos resultan especiales; o cómo ha sido descubrir, en nuestra propia piel, lo que se siente al pisar la Guindalera.

Esta es nuestra forma de felicitarte, ya no sólo por tu cumpleaños, sino por un año en el que has conseguido llegar a mucha gente y a muchos lugares que es probable que ni imagines. Y también es una forma de darte las gracias. Por darle vida a ése Frank tristemente idealista y soñador; a nuestro Fermín, tan complejo; a ése Ismael torpe y enamorado; al Michael que inventa recuerdos. Hay personajes que engrandecen al que los ve, y tocan partes de nosotros que ni siquiera sabíamos que estaban ahí. Sin ti tras ellos, quizá ésas partes seguirían intactas.

Gracias también por tu sonrisa, tu humildad, tu atención, tu naturalidad. Las que tuvimos la suerte de compartir unos minutos contigo en ése recibidor de la Guindalera, sabemos que eres aún más especial de lo que imaginábamos.

Mucha suerte en este año que comienza, ojalá que no te falten los proyectos. Sea como sea, ahí estaremos.

Vuelve Fermín

¿Puede ser una foto promocional de un capítulo mejor que el propio capítulo? La respuesta, el próximo lunes 11 de Enero, cuando "El Internado" vuelva a Antena 3 con la emisión de "Paula y el lobo".

Por el momento, las dos fotos promocionales de este sexto capítulo nos quieren hacer pensar que:

a) Fermín está trabajando solo, con esos utensilios recién salidos del cuartel general de Grissom, que tanto échabamos de menos.
b) Fermín mira lo que quiera que tenga en la mano con cara de investigador nato mosqueado a punto de averiguar algo importante.
c) La cosa que tiene en las manos es un objeto inanimado. Por tanto, carece de recuerdos. Así pues, no necesita que Rebeca esté ahí para manosearlo (al objeto) y, de paso, sonreírle amablemente (a Fermín).

d) Fermín está enamorado. Así pues, Fermín es débil. Por tanto, es más que probable que esté en peligro. Resultado: diversión y sufrimiento, nuestros estados favoritos.
e) María está enamorada y ya no está cabreada. Entendemos, por tanto, que habrá reconciliación. En consecuencia, puedo afirmar casi categóricamente que, a las fermarías, les gustará el capítulo. Es probable que mucho.
f) El encuentro proporciona una buena ocasión para que ambos se cuenten sus cosillas y, de paso, las tramas de Fermín y los chicos se entrelacen de una vez por todas, que la serie lo pide a gritos.

Rematamos esta entra pre-capítulo con el anuncio promocional, que es algo menos prometedor para los que pululamos por estos lares, pues parece que seguimos a vueltas con la dichosa medicina. Y aún nos quedan ocho capítulos esta temporada. Me temo que al final, el único remedio que nos va a interesar a los espectadores será el que proporciona el Ibuprofeno, por aquello del dolor de cabeza derivado de tantas horas girando sobre la misma trama.


Gracias a Antow, de ZonaElInternado, por las imágenes promocionales en alta calidad. :)

Añadido tercer anuncio promocional, con escena de Fermín y María. Gracias a samureta.

Danae en "Bailando en Lughnasa".

Muy pocas veces tenemos la oportunidad de leer una crónica teatral y personal como la que hoy os traemos. Danae nos regala su "experiencia de saber cómo es un sueño cumplido", como ella misma ha titulado este artículo, y su visión de esta obra de Brian Friel. No os la perdáis, porque merece la pena. :-)
¿Qué tendrá el baile y sobre todo la música que es un gran remedio para suplantar hasta la más dura realidad? No importa momento histórico, no importa el lugar, da igual si se trata de hombres o mujeres; ni tan siquiera la música hace miramientos a la condición social de las personas. Así Kate, Agnes, Maggie, Rose y Christina, cinco hermanas de personalidad totalmente diferentes de la Irlanda rural de los años 30 intentan superar sus insatisfactorias y paupérrimas vidas: con el baile. Con la llegada de Lughnasa, fiesta típica de la región en la época veraniega, ese deseo incontrolable por bailar se convierte en el mejor antídoto contra la ingenuidad de Christina, la amarga seriedad de Kate, las limitaciones de Rose, la incansable sensatez de Agnes y las frustraciones de Maggie.

Ante la memoria de Michael, hijo bastardo de Chris, se recuerdan aquellos duros años de su familia en aquel verano de 1936, cuando Michael contaba con 7 años. Un Verano cargado de sinsabores, sobre todos económicos de su joven madre y sus tías, en el que efímeramente reaparece su ausente progenitor, Jerry, un dandy seductor lleno de palabrería y pobre de compromisos. Y dentro de la familia la figura del Padre Jack, un sacerdote que presenta dificultades para recordar una vida fuera del campo de batalla en África, que sin quererlo ameniza la vida de las cinco hermanas.

Una perspectiva llena de melancolía, de lo que fue y no fue; de lo que creyó ser una infancia llena de sonrisas, acertijos irresolvibles, peonzas y cometas sobre un fondo de largas horas de trabajo sin grandes recompensas y con la intermitente compañía de "Marconi".

Excelente actuación, espléndida ambientación gracias al vestuario y al decorado. Buen juego de sonido e iluminación que ayudan a combinar el Michael adulto narrador con su historia y pasado.

No tuve que esperar a la llegada de "Papá Nöel" para recibir un gran presente; Hace más de dos años que caí en la admiración por una persona que además de fascinarme con su trabajo de actor me inspiró a seguir escribiendo y creando historias. Un encanto que está más allá del amor platónico, más allá de la idolatración.

Muchas veces vemos en la televisión o en la televisión vemos al típico personaje que dice haber cumplido su sueño. Pero realmente no comprendemos lo que podemos pensar, sentir ni percibir cuando en efecto vivimos algo que anhelamos ( o que soñamos).

Y en ese miércoles 23 de diciembre, en aquella sala tan bien cuidada de Guindalera, la Navidad quiso recordarme que por algo la catalogaban como "mágica". Pude disfrutar de una excelente y magnífica representación de mi actor favorito. Y aunque para mí esto ya era algo extraordinario y magnífico, pero algo mejor me aguardaba. Tras la representación, los actores compartían con los espectadores un momento de reflexión y crítica acerca de la obra. Raúl efímeramente salió al hall, por lo que mi esposo pidió por favor a una mujer del teatro para que pudiera hacerme una foto con Raúl. Esperando en aquella sala y desde la oscuridad vi resurgir la figura de aquel hombre hecho de carne y hueso, de mirada más intensa que se acercaba hacia mi y se dirigia para hablar conmigo. Dos besos de entrada pude compartir con aquella persona inalcazable para mi que en menos de cinco segundos se había convertido en un hombre más que hablaba como si me conociera de toda la vida. Le tenía a menos de cinco metros de mi y no podía creer que eso estuviera ocurriendo. Para mala suerte la cámara se quedó sin batería, aunque mi esposo pudo hacerme un par de fotos a su lado con su móvil para inmortalizar el magnífico encuentro. Le deseé mucha suerte y éxito tanto con su carrera en el teatro como en otros proyectos que tenga fuera del telón.

De camino al apartamento donde estaba alojada- yo estaba en Madrid por vacaciones, pues vivo en Venezuela- miraba y volvía a mirar las fotos. Aquel hombre extremadamente delicioso que salía en la tele era con el que había compartido unos minutos tan preciados para mi que solo puedo darle las gracias una y otra vez. Además tan sencillo, tan grato, tan encantado de que nos hubiera gustado su actuación y el trabajo que él hacía.

Por eso, y aunque sea por este medio quiero recomendar y no pararé de hacerlo que vayáis a ver "Bailando con Lughnasa", no sólo por que Raúl Fernández haga un maravilloso trabajo, sino porque todo el elenco y el equipo artìstico hace algo que las grandes producciones olvida: Pensar en el público, temer por si habrán o no hecho un gran trabajo, sin importar más que eso y disfrutarlo. Nada sale mejor en esta vida, que hacer algo que adoras; y todos y cada uno de estos actores saben saborear los retos que tiene el trabajo de las mil caras, la actuación.

GRACIAS RAÚL, GRACIAS GUINDALERA.

FELIZ 2010.

DANAE L. AYANAME