Todo lo que sé, lo aprendí de El internado (La amenaza), por Nicole

Nicole nos trae esta semana una nueva entrega de "Todo lo que sé, lo aprendí de El internado". Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, pero os prometo que este artículo es la excepción que confirma la regla. Conclusión: no os lo podéis perder ;)


1) Ese virus (alias: Gripe-A por darle un nombre que aún no le han dado), es un virus inteligente. No sólo se adjunta a la gente que le viene en gana, sino que se mantiene bien alejadito de otro bicho bautizado “Javier Holgado”, a quien ni explotándole la cápsula en la cara logra infectarse.

2) Los alumnos de ese colegio de élite, los más brillantes y espabilados de toda España, no se coscan de que algo raro está pasando en su internado tras:

- La misteriosa desaparición, asesinato y/o suicidio de varios de sus compañeros (Cayetano, Pipas Facundo, Guardabosques Jr., Novia Cadáver, Carolina…)
- La misteriosa desaparición/muerte del jefe de estudios (Héctor de la Vega)
- La misteriosa desaparición del profe de historia (Alfonso)
- La misteriosa desaparición de la profe de historia (Nora)
- La misteriosa desaparición del profe de mates (Mateo)
- La misteriosa desaparición del profe de Latín (Camilo)
- La misteriosa desaparición del director del centro (Noiret)
- La misteriosa desaparición del dueño del internado (Joaquín Fernández)
- Una explosión masiva en la finca capaz de expulsar humo y hollín por la chimenea de la biblioteca
- Una súbita cuarentena tras dicha explosión
- Una cerca de alambre de púas (que yo hubiese instalado y electrificado desde el principio) y un enjambre de militares armados rodeando todo el perímetro.

Pero no. Elsa insiste que no está pasando nada y, por Dios, ¡que no cunda el pánico! Y a la minipandi que ni se les ocurra decir nada.

3) Es mucho mejor bajar a los pasadizos de dos en dos para quitar las piedras con las manos en vez de contarle al ejército que existen medicinas para el tratamiento del virus y que, debido a un derrumbamiento, están sepultadas en las galerías del internado. Más que nada, porque los militares podrían ofrecerles… no sé… ¡AYUDA!

4) Los melones del internado son tan sumamente identificables que cuando entras en la cocina y ves al pinche rodeado de melones sabes de inmediato que el melón que acaba de ser degollado ha sido *suspiro* ¡Simón! Ah, no, espera… es que solo había UN melón, y se lo tienen que repartir entre 400 alumnos.

5) Si se escapa un infectado de la zona de contención, no envíes a un super-héroe entrenado para atraparle a tiempo. No. Espera unos segundos (para darle un poco de ventaja al menda, digo) y encuentra a la persona con los tacones más altos del internado para que vaya en busca y captura.

6) Las máscaras anti-gas del ejército se llenan de vaho, no sólo impidiendo poder ver un pijo, sino también dejando entrar la humedad (aunque curiosamente los virus se quedan fuera) y saliendo despedidas por los aires con el mínimo forcejeo. Francamente, para eso que vayan a lo “Michael Jackson”.

7) El instinto paternal es positiva e indiscutiblemente transferible. Al parecer se ha evaporado completamente de Martín, cuya preocupación por su hijo parece inexistente esta temporada, y ha poseído de lleno a Fermín, haciéndole incluso más adorable de lo que era (increíble pero cierto).

8) No mucha gente sabe esto pero los guionistas tienen una ruleta (denominada la “rueda de las desgracias”) la cual utilizan para “aliñar” las vidas de sus personajes favoritos (o sea, Iván). La desgracia esta temporada: Alzheimer’s (y decían que nunca caería en la letra “A” :P)

9) El Internado “Laguna Negra” no necesita albañiles. Sólo necesitan crear un derrumbamiento para que las piedras queden estupendamente colocaditas creando un muro de rocas que encajan a la perfección a la entrada de cualquier galería.

Por cierto, estas observaciones son hechas siempre desde el más profundo cariño hacia la serie. ;-)