No es la primera crónica sobre "Bailando en Lughnasa" que subimos al blog. Todas y cada una de las que nos llegan tienen algo especial que las hace distintas. Esta no lo es menos. Porque además, viene de la mano de alguien que ya conocemos y que se ha cruzado el charco para ver a Raúl (entre otros menesteres). Así fue el encuentro de nuestra Nicole con "Bailando en Lughnasa".
El Ave llegó a la estación de Atocha y un Madrid gris nos recibió envolviéndonos en revoltosos copos de nieve. La ciudad seguía tal y como la recordaba: ruidosa, ajetreada… viva. El bofetón de nostalgia fue tan inesperado que no estaba muy segura si las lágrimas fueron causadas por el intenso frío, o la emoción, igual de intensa, de volver a ver “mi ciudad”.
Pero esta vez mi visita, aunque breve, consistía en hacer realidad un pequeño sueño que no podía pasar por alto: visitar la sala de La Guindalera y ver a Raúl Fernández en “su salsa”. Y, si fue su personaje en El Internado el que introdujo ese gusanillo de curiosidad y admiración hacia el actor, ver su interpretación sobre las tablas fue lo que terminó por cautivarme.
El Aperitivo
El portal podría haber pasado desapercibido entre tantos otros de la calle Martínez Izquierdo. Daniela (amiga del alma de una vida ya demasiado lejana) y yo, cruzamos el portal y recorrimos un largo pasillo hasta llegar a la entrada/recepción/sala de espera donde un muchacho latino muy agradable canjeó nuestras entradas provisionales, por las de verdad (una transacción bastante curiosa, y en la que no entraré en detalle o esto se va a alargar la tira). El caso es que me doy la vuelta y veo a Daniela con una sonrisa de oreja a oreja, se acerca a mi lado y susurra: “Acaba de pasar Raúl detrás tuya y no te has dado ni cuenta. Parece bastante tímido.”
Cierto es que mi mente aquella noche estaba plagada de mil y una cosas que nada tenían que ver con la obra de teatro, La Guindalera, o Raúl, pero aun así, fue un chasco perderme el momento “entrada de nuestro chico por la puerta principal”. Y, como todavía faltaba una hora para que empezase la función, decidimos ir a un bar cercano a tomar algo, charlar y lograr desconectar un poco de todas aquellas pequeñas gilipolleces que consiguen invadir tu mente y terminan por agobiarte.
Intento fallido, por cierto.
El Plato Fuerte
La sala era tan acogedora como ya la habíais descrito por el blog. Las aspirinas que me había tomado hacía apenas media hora comenzaban a hacer efecto. La gente entraba pausadamente entre respetuosos murmullos. Ya sentada en mi butaca (super-cómoda, por cierto), observaba el desfile de espectadores, el escenario inerte, los focos del techo, el fondo negro, hasta que mi mente enviciada volvió a las andadas y se negó a dar tregua a todo aquello que prometí olvidar durante esas dos horas en el teatro. Tan lejos estaba de la sala, que me sorprendió ver al personaje de Michael cruzar el escenario con una pícara sonrisa.
Comenzó a hablar dirigiéndose hacia el público en su papel de narrador. Su voz era firme y suave al mismo tiempo, alegre y nostálgica, serena e intensa, con esa inflexión y entonación que dan vida a emociones que tan sólo los grandes actores logran transmitir. En su relato, Michael no dudaba en buscar los ojos del espectador, establecer contacto con cada uno de nosotros. Y, aunque estuviese mirando al señor calvo a mi lado, o a la señora del perfume de frutas sentada detrás de mí, yo me daba por aludida igualmente. Porque había conseguido sellar ese vínculo entre el actor y el espectador en el momento en que pisó el escenario.
La luz del teatro iluminó la cocina donde transcurre la obra. Se basa en la vida de cinco hermanas atropelladas por la revolución industrial en la Irlanda de los años 30. Marconi, la protagonista principal en mi humilde opinión, es una radio con voluntad propia que llega a aliviar muchas de sus inquietudes cuando les deleita con su alegre música y a causar otro puñado de frustraciones con su volátil temperamento cuando decide dejar de funcionar.
Lo gracioso es que uno consigue identificarse con todos los personajes de la obra, con sus fallos y excentricidades. Yo me vi reflejada en algún que otro momento con todas y cada una de las hermanas, con Michael, y con el Padre Jack que vuelve de Uganda y su idioma natal le resulta extraño y ajeno, soltando palabrejas que no existen y dudando de las que le suenan raras, como “regañar”. Puede que sea por eso que yo me identificase más con él que con el resto.
Been there, done that.
Desde luego la interpretación de Juan Pastor fue insuperable, ¡menudo pedazo de actor! De las hermanas me encantó también la interpretación de Victoria de la Vera en el papel de Kate. Pero es que todos encarnaron a los personajes de forma tan alucinante, que me dejaron francamente fascinada.
Las dos horas se pasaron volando, dejaron un sabor de tristeza y angustia al final de la historia. Supongo que Brian Friel no creía mucho en finales felices.
La sala eructó en un rugido de aplausos y los actores salieron a saludar. Raúl aun llevaba las gafas de Michael puestas, y parecían molestarle, ya que se las quitó, frunció el ceño y parpadeó un par de veces antes de guardárselas en el bolsillo. Salieron tres veces al escenario hasta que los aplausos se fueron difuminando gradualmente.
Habían sido dos horas inolvidables.
11 comentarios:
Nicole, vaya pedazo regalo de en forma de crónica que nos has hecho a todos los que nos gusta Raúl. Tiene un toque muy íntimo, por las sensaciones que explicas al llegar a Madrid y al entrar en La Guindalera, y además es tremendamente emotiva. Ha sido todo un placer leerla ;)
Al resto deciros que, en la segunda parte, que subiremos prontito, esta chica transmite un montón de emociones que no tienen desperdicio.
Joer yo es que cada dia me sorprendo con las pedazo escritoras que tenemos en este blog.
Y no es por repetirme pero es que Nicole me ha llegado mogollon tu relato, la noltalgia que sientes por spain, el resumen tan fantastico que has hecho de la obra y personajes, hasta tu amiga coño la conocemos un poquito mas gracias a tu descripcion.
En serio publicar un libro todas jodias.
Qué chulo, estás hecha toda una poetisa Nicole.
Desde como describes la ciudad y la obra cuando de pronto Michael aparece delante de ti, parece que estás allí, como ves a cada una de las actrices saludando y cuando aparece Raúl.
A ver si este año tenemos tantas crónicas como el año pasado si se pudiese dar jajaja
Escarlata, vamos a tener que pensar esa opción ;)
habéis visto el anuncio a Maríay Fermín??? =0¡
qué ganas tenia de leer esta crónica, ay mon dieu!
porque sabía que Nicole no me iba a defraudar, sabía que me iba a llegar, y que solo léndola iba a sentir el calorcito de esa acogedora sala de teatro.
estoy deseando leer la segunda parte.
y respecto a tu primer encuentro-no encuentro Rauliano, no te preocupes, a nosotras nos pasó lo mismo, el muchacho entró como una exhalación!
pd: Berta, yo también estoy ojiplática con el avance... los segundos que nos dejan ver no tienen desperdicio
Relax, que subiremos el avance requetecomentado. :P
Nicole, ya lo sabes, te lo dije por mail, que me encantó tu crónica.
Y aún queda lo mejor, chicas. :)
Nicole nena, estás hecha una transmitidora de emociones en letras mayúsculas.
Me has puesto los pelos de punta. Te has marcado una descripción tan detallista de todo lo que te rodeaba que por un momento me parecía que era yo la que estaba allí viviendo tu experiencia, en tu pellejo.
Estoy deseando leer lo que falta de crónica.
pd: ¿been there, done that? ¡Si te expresas mejor que el 99% de los españoles jodía!
Nicole me ha encantado la crónica
jaja me ha hecho gracia, cuando le vi yo, al final de la obra hizo esxatamente eso misma que tu has descrito: se quitó las gafas, frunció los ojos dos veces y se las guardó en el bolsillo jaja
me alegro de que tu también cumplieses tu sueño¡
Por cierto nadie comenta la foto que esta el niño como un ... tu tambien Nicole tu tambien pero ya sabes que una se pierde xd.
Espero con ansias la segunda parte.
Gracias, chicas. Me alegro que os haya gustado. Espero que la segunda parte tenga una acogida igual de buena. Que honor!
En cuanto al espanyol, creedme cuando os digo que con las palabrejas que me saco de la manga a veces podria publicar un nuevo diccionario con terminos tan singulares como "encuadernizar" (verdad Parchis? ;P)
Lo de las gafas me hizo gracia. Jo, es que debe ser super-molesto llevar lentes cuando no las necesitas.
Raul sale bastante bien en la foto. Una pena que mi camara se portase como Marconi aquella noche. :(
Acabo de ver el avance. Mae mia! Flor de Coitus Interruptus!
Buah Nicole, no te preocupes que no eres la única generadora de palabros: yo si no encuentro la palabra que necesito me la invento y me quedo tan a gusto:P Tu dominio del español es impresionante, no hace falta que te lo diga.
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