Lo prometido es deuda, así que raudas y veloces subimos la segunda parte de la crónica de la visita de Nicole a La Guindalera, centrada sobre todo en los minutos de conversación con Raúl. Si os gustó la anterior entrada, no os podéis perder su continuación por nada del mundo ;)
El Postre
Es al parecer una costumbre de La Guindalera invitar a sus espectadores a un chupito de… pues no estoy segura de qué licor se trataba pero estaba delicioso y mezclado con analgésicos consigue incluso eliminar por completo cualquier inhibición que una persona madura y cuerda pueda tener.
Lo que paso a continuación lo recuerdo como una serie de escenas borrosas en mi mente. Daniela y yo vimos a Raúl hablando con un grupo de gente en el otro extremo de la sala de espera (que estaba abarrotada de gente hablando y bebiendo ese licor mágico). Nos fuimos acercando poco a poco, mientras mi cerebro debatía como entablar una conversación.
¿Debería llamarle Raúl a secas? A lo mejor Sr. Fernández era más apropiado. Después de todo, no me conocía de nada. ¿Sr. Fernández de Pablo? No, demasiado largo…
Cuando de pronto se da la vuelta y me topo con esos ojos enormes color miel mirándome con lo que puedo recordar (o mas bien interpretar) como ligera curiosidad. Mi boca, ignorando el cacao mental dentro de mi cabeza, suelta un alegre “!Hola Raúl!” A lo que él responde con otro “hola” amable y cortés.
Y la cosa se estancó ahí durante un par de vacíos (y largos) segundos en los que mi mente se quedó totalmente en blanco.
¡Joder, Nicole, di algo! ¡Lo que sea!
Fue entonces cuando percibí un sutil cambio en su mirada, como si hubiese caído en la cuenta de qué era lo que estaba sucediendo: “!Ahá! El Internado”. (Of course!)
Aun no sé cómo conseguí desbloquear mi mente y formar una frase coherente, pero creo que le dije que frecuentaba su blog, que volvía a EEUU el sábado, y que no podía pasarme por Madrid sin ver una obra de La Guindalera (bueno, que las chicas del blog me desterraban directamente). Los labios de Raúl formaron una sonrisa torcida, y estoy segura de que dijo algo al respecto, pero entre el chupito mágico y las aspirinas, mi cabeza no terminó de registrarlo para la posteridad.
El caso es que después de ese breve momento de incertidumbre, la conversación fluyó de lo más normal, como si nos conociésemos de toda la vida. Hablamos de Molly Sweeney y se acordaba perfectamente de las chicas del blog y su visita a la sala. Comentamos Bailando en Lughnasa, y dijo que era la última obra en la que participaría con La Guindalera este año. Me dio la sensación de que estaba ilusionado con sus nuevos proyectos.
Honestamente a mí no me pareció tan tímido como hemos comentado, incluso diría que se le veía bastante a gusto hablando con nosotras (y otra gente) después de la obra. De hecho, no sé cómo hizo para darle la vuelta a la tortilla, pero terminó sabiendo él más de mí que yo de él (¡y con todas las preguntas que pululaban por mi mente!).
Todo empezó cuando le dije que me había encantado la sala, y que no tengo acceso a este tipo de experiencias donde vivo.
Raúl: “Pero allí sí hay buen teatro, ¿no?”
Nicole: “Sí, bueno, esta Broadway, pero en Nueva York.”
Raúl: “¿Y tú dónde vives?
Nicole: “¿Yo? En Florida.”
Raúl: “¿Y que has venido, a visitar a amistades?”
Nicole: “Familiares. La mitad de mi familia vive en Málaga.”
Raúl: (algo confuso) “¿Entonces tú de dónde eres?
Nicole: “Yo es que nací en Madrid…”
Un hombre del grupo de al lado se da la vuelta, nos interrumpe, le comenta algo y se pasan hablando unos segundos. Yo me vuelvo hacia Daniela encogiéndome de hombros pensando que nuestro encuentro con Raúl ha llegado a su fin y que sólo nos queda despedirnos (por educación, mas que nada). Pero ella insiste en que nos quedemos porque le dio la impresión de que Raúl estaba disfrutando con nuestra charla. A mi me gustaría creer que de verdad ese fue el caso.
Y tras ese breve inciso, Raúl se volvió a dar la vuelta y continuamos hablando como si nada. Hubo un momento en el que dije una parida de las mías (de la cual ni me acuerdo), y Raúl soltó una leve carcajada. Entonces aproveché el momento para intentar conseguir mi primera exclusiva Fermaria.
Nicole: “Por cierto, esta temporada de El Internado ¿nos gustará a las Fermarias?”
Raúl: “¿A las Fermarias? Fermarias, Fermarías, cómo es?
Nicole: “¡Buah, yo que sé! Yo digo Fermarias. ¿Cómo lo ves?”
Raúl: (desvía la mirada hacia arriba con un suspiro y casi puedo detectar la aceleración de sus neuronas para ver qué es lo que puede decir o lo que se debe callar) “Esta temporada. . . “ (otro suspiro, se cruza de brazos todavía pensativo.)
En realidad la expresión en su rostro lo decía todo. Su mueca de “a ver cómo le digo yo esto a estas pobres chicas” casi me hace soltar una carcajada.
Nicole: “Si no puedes desvelar nada, lo entiendo.”
Raúl: “Sí, claro, es que nos lo tienen super-prohibido.” (Pausa. Larga pausa) “Yo creo que va a haber un cierto… uhm, descontento.”
Yo no dije nada en el momento, pero Raúl, al ver la cara de absoluta decepción que llevaría puesta, se apresuró a explicar que al principio el tema de Fermín y María estaba en un primer plano mucho más, y que ahora iba a ser la trama policial (o de investigación) la que iba a cobrar mas protagonismo.
O sea, que lo llevamos igual de crudo las Fermarias que las Fermarías.
Para finalizar nuestro encuentro (y no darle mas la vara), le pedimos si le importaba hacerse unas fotos con nosotras. Mientras Daniela tomaba la foto, Raúl hizo el peculiar comentario de lo chula que era mi cámara. Yo le comenté que era baratilla, y creo que mi cámara me hizo un corte de manga por el comentario y sacó la foto mal y roja.
A esas alturas entre el chupito mágico, el efecto aspirina, el torbellino de feromonas y el cansancio del viaje me entró un ataque de Parkinson’s a la hora de sacarle la foto a Dani con él, que casi tuve que sujetarme la muñeca con la otra mano. Y yo me hubiese auto convencido de que nadie se había dado cuenta, de no ser por el comentario de Daniela algo mas tarde extrañándola que la foto no hubiese salido movida con tanto meneo.
En fin, que cuando por fin nos despedimos de Raúl ya apenas quedaba nadie en la sala de espera. Y, justo antes de cruzar la puerta hacia el frío del corredor exterior, me vuelvo y le deseo un feliz cumpleaños (aunque todavía faltasen tres días). Él me da las gracias (algo extrañado) con una sonrisa y un hombre que había a su lado le pregunta: “¿Es tu cumpleaños?” “Hoy no,” oigo como contesta Raúl.
El aire de Madrid se presenta gélido en enero, pero por primera vez desde hacía bastante tiempo siento como mis pulmones se llenan de oxigeno (o algo parecido). Daniela y yo comenzamos a caminar calle abajo sin prisa alguna. La oigo refunfuñar a mi lado, fastidiada por algo.
Daniela: “¡Joder, Nicky! Tu foto con Raúl ha salido fatal. Tenemos que volver y pedirle otra.”
Nicole: (incrédula) “Pero tía, ¿Cómo vamos a volver para pedirle otra foto? ¡Ni de coña!”
Daniela: “¡Que sí! ¡Que es para el blog! ¡Hay que volver!”
Nicole: “Tu estas loc—“
Pero Dani ya había emprendido una apresurada carrera de vuelta hacia La Guindalera y no tuve más remedio que salir corriendo detrás de ella. Atravesamos el umbral jadeando, y nos topamos con una señora que estoy convencida era la esposa de Juan Pastor rodeada por tres de las actrices de la obra que acabábamos de ver. Os podéis imaginar el panorama cuando les explicamos a lo que habíamos venido.
El caso es que consiguen sacar a Raúl de su madriguera (creo que en el teatro lo llaman “la sala verde”, o por lo menos en USA lo llaman “green room”) y no pareció importarle un segundo intento para que mi cámara se portase un poco mejor que Marconi.
¡Pues no hubo forma! Mas tarde, y una vez que mi cerebro se dignó a cooperar un poco más, caí en la cuenta de que estaba haciendo fotos en panorámica exterior, en vez de retrato de noche. Y el resultado fue el desastre de foto con el que terminé.
Dani: “!Buah, ha vuelto a salir roja!”
Raúl: (echándole un vistazo a la que le hice con Dani) “Y esta ha salido como quemada.”
Nicole: “Pues debe ser el flash.”
Claro que ese recuerdo de tener a Raúl a un lado y a Dani al otro mientras los tres revisábamos la calidad pésima de las fotos vale más que la foto perfecta.
No recuerdo como nos despedimos la segunda vez, pero recuerdo que la sonrisa de oreja a oreja que llevábamos puesta nos duro el resto de la velada. Por fin había conseguido desconectar, y sólo necesité de una obra de teatro magnifica y un actor encantador para conseguirlo.
Bueno, el chupito mágico también ayudó en algo… ;-)
11 comentarios:
me ha gustado muchotambién esta segunda parte Nicole¡
las malditas fotos... a mi también me salían borrosas al principio le tuve que echar unas cuantas hasta que terminaron saliendo bien
lo de las fermarias me he quedado un poco... decepcionada, ya no tendremos nunca más escenas de las de antes?
Dios Nicole jaja que bueno todo todo, la conversación, la camara, lo majo que es este hombre, xd yo tengo al lado al Raul furulando con una camara y me vuelvo loca.
Yo creo que Raul no duerme pensando en como se escribe la palabra Fermaria? o Fermaría, esta obsesionado el pobre jajaj.
Y en cuanto a la respuesta sobre la relación Fermaria pues me ha dejado mas baja de moral de lo que estaba.
Nicole dile a tu amiga Daniela que ya es miembra oficial del club Fermaria, que arte tiene la jodia jaja.
jo Nicole, envidiaaaaaaaaaaaaa me muero de celos y envidiaaaaaaaaaaaaa ay dios como es este hombre! me ha encantado eh! lo de la camara, los chupitos, la conversacion, la verdad que parece interesado eh! jo que suerte tienes..jejej a mi me hubiera psado lo de la foto con el y te juro que la hubiera puesto en modo relampago de esas que sacan 824739479 fotos una detras de otra :D jo que guay!
Yo la frase de Raúl ahora la entiendo no como que no va a haber escenas, sino que la base de esa escenas será distinta (en relación al tema traición). No doy mi opinión al respecto que me defenestráis, pero yo intuyo por donde va Raúl.
demasiados recuerdos me han venido de golpe al leer esta segunda mitad de la crónica!
fuiste valiente (gracias a tu amiga,claro está!) y volviste una segunda vez, creo que si nosotras nos hubiésemos dado la vuelta... le hubiésemos raptado!
yo sí creo que Raúl es tímido, le delata su manera sigilosa de entrar al teatro, tengo la impresión de que lo que ocurre después de la obra lo tiene mas o menos esquematizado (¿sueno muy borde al escribir esto? ¿me habeis entendido?) aunque luego se vaya relajando y surjan otras conversaciones (seguro que estaría pensando:"viene a verme desde el otro lado del charco, que fuerrrrrrrrte" jajajajaja)
pd: la noche que fuimos a la guindalera, ya en el hostal (o hostelchungodelamuerte), no dejé de ver la foto que nos habíamos echado...
A mi me pasa lo mismo que a Luci, es leerte y acordarme de nuestro fin de semana madrileño. Ay, qué nostalgia más grande. Eso sí, Luci es una mentirosa, porque creo que nosotras no hubieramos vuelto una segunda vez ni de coña. ¡Si antes de empezar a hablar con Raúl dijimos que no le pedíamos foto porque nos daba mucho corte!
Yo también me quedo con el momento Raúl investigando como puede salir mejor la foto, qué majo!!
En cuanto al comentario sobre las escenas fermarías. Pssss, yo ya paso de hacer conjeturas: el tiempo lo dirá :P
Buenas noches, no estoy de incógnito desde Ciudad Real porque no me deja conectarme con mi cuenta.
A mí también me recuerda en conjunto cuando estuvimos allí, hoy mismo he estado contándoselo a mi tía y ya han pasado casi 3 meses. Todo va volando.
Un saludo.
yo soy nueva en esto, pero me gusto y la verdad que envidia pero de la buena, tener a raúl a lado tuyo, la verdad yo me quedaria sin palabras. me gusto saludos desde mexico
Bienvenida al blog, Ara.
A ver si te animas a vivir la experiencia, que Nicole también vino desde aquel lado del charco. ;)
Gracias de nuevo, chicas. Ha sido un placer compartir esta experiencia tan inolvidable con vosotras. La verdad es que el "chupito" no fue el unico elemento magico de la velada.
Ara, bienvenida vecina! :-) Te recomiendo que cruces el charco y visites, no solo Madrid y La Guindalera, sino tambien Espana que es un pais precioso.
Hellokitty, incluso se nos ocurrio pedirle un video para el blog, pero nos cortamos un poco porque despues de todo el trajin yo creo que los duenyos de La Guindalera nos hubiesen sacado a rastras. :P
Muy bueno Nicole, seguro que te fuiste de allí flotando (y no por los medicamentos y el chupito XDD).
Llegas a referirte a él como Señor Fernández de Pablo y probablemente hubieses sido la primera persona en toda su vida xddd. Aquí no somos tan formales
Lo que dices de que no es tan tímido yo también lo había pensado. La timidez no es compatible con el mundo del espectáculo. Creo que lo que le pasa es que no le gusta (o le cuesta) hablar de sí mismo, pero que para entablar conversación hasta con una mesa es un as.
Los silencios me han encantado (pienso que me hubiese pasado lo mismo). ¿Qué le dices? ¿Me gustas tú, tú mismo y tu mecanismo? ¿Cómo arrancas? Debe ser una situación un tanto extraña para él, saber que está hablando con una persona que lo sabe todo sobre él y él no sabe nada sobre ti. Es una alegría ver que no le incomoda y se maneja bien con sus fans. Yo es que soy tonta, cuando fuimos a ver Molly salí escopetada nada más terminar la función porque pensaba que pobrecillo, que estaba en desventaja y no era justo. ¿He dicho ya que soy tonta? XD Y mira que he leído vuestros encuentros con él y ninguna ha dicho que se sintiese incómodo ni nada, que el hombre es un encanto... ¡Soy así de imbecil!
Y Daniela es mi nueva ídola. Hizo muy bien en ir con decisión a pedir otra foto. ¡Que vives en otro continenete! No te podías ir sin una foto decente que inmortalizase el encuentro nena. Y encima te llevas el recuerdo de tener a Raúl a tu lado obsevando las fotos!
Yo también siento envidia sana :P Muchas gracias por describirlo y compartirlo con nosotras.
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