Todas las críticas paridas tras la visita a la Guindalera contienen puntos comunes, siempre fascinan al que las ve. "Bailando en Lughnasa" no ha perdido ni un ápice de esa capacidad, que antes ya demostraron "Molly Sweeney", "Traición" o "En torno a la gaviota". Sergio Díaz esbozó una crónica breve pero intensísima sobre la obra allá por el mes de Diciembre. No os la perdáis.
Nunca he creído demasiado en los premios (quizás porque nunca me han dado ninguno). Pienso que suelen concederse en base a ciertos intereses ocultos que no llego a comprender. Sin embargo, creo que voy a ir empezando a cambiar de opinión, porque no creo que haya un premio más merecido que el que le han otorgado a la Sala Guindalera. Acaba de recibir el Premio Ojo Crítico de Teatro 2009 que otorga RNE “por desarrollar un proyecto teatral sólido y de calidad” y por “su apuesta por los autores renovadores, su carácter pedagógico y formativo”. Y no puedo estar más de acuerdo.
Esta sala que se encuentra alejada del circuito donde se concentra el ocio en esta ciudad. Esta sala pequeña, íntima, familiar, que apuesta por ese teatro en el que prima la interpretación por encima de trucos efectistas, que es el sueño de dos personas históricas de la escena teatral madrileña (Teresa Valentín y Juan Pastor), que es cantera de jóvenes y talentosos actores, que vincula y envuelve a un barrio mítico madrileño... esta sala ha visto por fin reconocida su labor tras tantos años de esfuerzo, y sin duda se lo merecen.
Y para que no sean sólo palabras, aquí van hechos, ya que estrenan durante las Navidades esta obra de uno de los dramaturgos contemporáneos más importantes de la escena mundial, el irlandés Brian Fiel. Bailando en Lughnasa es su obra maestra, y es un texto que evoca un paisaje interior de un grupo de personas atrapadas en problemas domésticos, delatando la necesidad del ser humano de mantener, ante el desarraigo, unos lazos vitales con el pasado, pero al mismo tiempo la necesidad que tiene el individuo de liberarse de ataduras de un pasado que pueda aprisionarle. Protagonizada por el televisivo Raúl Fernández y la premiada María Pastor (ambos salidos de la escuela formativa del Guindalera), esta obra es un ejemplo más de lo que se puede disfrutar si acudes aquí: Teatro de verdad. Gracias a ellos yo he vuelto a creer, en los premios... y en el Teatro.
Esta sala que se encuentra alejada del circuito donde se concentra el ocio en esta ciudad. Esta sala pequeña, íntima, familiar, que apuesta por ese teatro en el que prima la interpretación por encima de trucos efectistas, que es el sueño de dos personas históricas de la escena teatral madrileña (Teresa Valentín y Juan Pastor), que es cantera de jóvenes y talentosos actores, que vincula y envuelve a un barrio mítico madrileño... esta sala ha visto por fin reconocida su labor tras tantos años de esfuerzo, y sin duda se lo merecen.
Y para que no sean sólo palabras, aquí van hechos, ya que estrenan durante las Navidades esta obra de uno de los dramaturgos contemporáneos más importantes de la escena mundial, el irlandés Brian Fiel. Bailando en Lughnasa es su obra maestra, y es un texto que evoca un paisaje interior de un grupo de personas atrapadas en problemas domésticos, delatando la necesidad del ser humano de mantener, ante el desarraigo, unos lazos vitales con el pasado, pero al mismo tiempo la necesidad que tiene el individuo de liberarse de ataduras de un pasado que pueda aprisionarle. Protagonizada por el televisivo Raúl Fernández y la premiada María Pastor (ambos salidos de la escuela formativa del Guindalera), esta obra es un ejemplo más de lo que se puede disfrutar si acudes aquí: Teatro de verdad. Gracias a ellos yo he vuelto a creer, en los premios... y en el Teatro.
Sergio Díaz
Fuente
2 comentarios:
Totalmente de acuerdo con el autor del artículo en lo referente a los premios y a la sala Guindalera. Nada tiene que ver el tamaño de la sala con la magnitud del teatro que se hace ahí dentro.
Sólo digo que si realmente Bailando en Lughnasa es la obra maestra de Friel, debe de ser algo espectacular, porque después de ver Molly queda la sensación de que pueda haber muy pocas cosas mejores.
Me alegro de que esta sala, por muy pequenya que sea, este siendo reconocida como una gran sala de teatro.
Yo la verdad es que me quede impresionada con la calidad de la obra, y como experiencia, me parecio unica.
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