El temido paso del tiempo. Ésta es una de las causas de desasosiego del género humano desde que el mundo el mundo. De niños vivimos ajenos a él, esperando ansiosos las siguientes vacaciones escolares, que parecen no llegar nunca, pero a medida que vamos creciendo, comprobamos como la vida se acelera, y aunque seguimos esperando las vacaciones con las mismas ansias (hay cosas que nunca cambian), los días, las semanas, los meses y los años vuelan cada vez más rápido sin que podamos hacer nada por evitarlo.
Muchos autores hispanos han sabido reflejar magníficamente en sus obras el paso del tiempo y sus dos consecuencias más obvias: el nacimiento y la muerte. Cien años de soledad de García Márquez, o La casa de los espíritus de Isabel Allende, son grandes ejemplos de cómo mostrar, a través las alegrías y las tristezas de sendas estirpes familiares, el trancurrir del tiempo.
Pero también algunos “gringos” han sabido captarlo de maravilla en sus escritos. Uno de los más célebres es sin duda Thorton Wilder, que en La larga cena de Navidad relata 90 años de la historia de los Bayard plagados de alumbramientos y fallecimientos, de recuerdos y de esperanzas, de buenos y malos momentos; 90 años de la historia de los Bayard plagados, en definitiva, de eso que damos en llamar vida.
Gracias a que Juan Pastor sacó de su chistera mágica una versión bastante teatralizada, pero igualmente conmovedora de la obra, pudimos ver a Raúl Fernández interpretando a Tino, uno de los miembros de la familia protagonista. Resulta curioso ver la evolución de su personaje, que al inicio tiene en su voz el inequívoco canturreo propio de la infancia, para terminar, como dice el célebre tango, con "las nieves del tiempo plateando su sien". Podéis comprobar lo que os cuento en este fragmento de vídeo:
Fragmento de vídeo extraído de la web de María Pastor
3 comentarios:
Bueno, menos mal que la comida no era de verdad en la obra. Hubiesen tenido que ensanchar los marcos de las puertas para salir del recinto. ;P
Muy interesante la obra. Gracias por subirla, chicas. Sabemos cual de los angelitos es Raul al final (o era uno de los diablillos?) Si es que sale, porque creo que no.
Jo, que ganas de que lleguen mis proximas vacacionesssss!!
jajaj, me encanta esta obra, más bien lo poco que vemos de ella. Las pedorretas al chiquillo, las cenas familiares que bien podían ser un reflejo de las nuestras, cuando eres niño la navidad te parece maravillosa y luego va cambiando a algo melancólico que te recuerda tu pasado, al igual que con ella los miembros de la familia cambian con el paso del tiempo.
Y esas cosas que uno siempre se propone hacer año tras año y luego no hace :( en este caso cambiar de casa, marcharse al extranjero ay jaja
Me gusta mucho como comen sin cubiertos y como se les nota la vejez encima al final
Nicole , que no estamos atentas ;)
está muy oscuro pero yo creo que es el primero de la derecha por abajo, el que más ganas le pone jaja
Y las semanas pasan, y los meses, y los años... y nosotras aquí esperando que alguien se digne a reponer estas obras para poder volver para atrás. Pobres... :'(
Desde luego, vaya baza tiene Raúl, como actor, con su voz. Qué cantidad de matices tiene en ella, cómo modula, qué hombre!
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