'La amenaza' por Bea

La crónica del segundo capítulo de la temporada viene de la mano de nuestra Bea. No os la perdáis ;)

Una sensación extraña me recorre mientras visiono el internado. Estamos en la última temporada pero a mí no me lo parece, y no sé explicarlo bien porque quizás la esencia de una serie cambia sin retorno en cada capítulo. Me sorprendió entre comillas la poca importancia de Marcos en este capítulo al ser el teórico protagonista. Tiene un extraño sueño en el que un hombre con una cicatriz le dice que es Héctor de la Vega, él no entiende nada, y yo menos, ¿es el niño que falleció con ese nombre hecho mayor en forma de fantasma? Igual hay que llamar a Iker Jiménez. Puede que sean los efectos secundarios de la medicina pero probablemente algo más con la tendencia a la espera ya que de primeras algo tan surrealista no va a ser explicado. De hecho pensé que se callaría más tiempo, pero descubrió lo que le pasaba bastante pronto. Hablando de los jóvenes en general antes de meterme específicamente con cada uno de ellos, ¿soy yo o cada vez meten más comentarios y escenas para adolescentes empalagosas? Hasta echo de menos las conversaciones Paula- Iván de la segunda y tercera temporada.

Elsa y Alicia son la nueva pareja que no se separa ni con agua caliente, están de acuerdo en que quedan pocas medicinas y los chicos les sugieren excavar. Como si no hubiese adultos no infectados en ese colegio. Pero les dicen que es peligroso. Intentan echar mano al mapa que el viejo dibujó con tanto esmero en la cuarta temporada para saber donde están y Hugo dice que deben turnarse. La policía empieza un interrogatorio en el que le pone las cosas claras al chaval y al final pasamos de estar toda la vida entre rejas a que el otro se libre justo de eso por colaborar. Siempre es duro ser de los buenos. La desconfianza que existía entre Fermín y María se traspasa a Rebeca y Martín y la verdad me aburre que los guionistas tengan que recurrir a los mismos efectos en las parejas una y otra vez aunque al menos esta vez no pase a mayores. Si los celos van a ser la trama de este trío toda la temporada es una clara repetición de fórmula pero todavía es pronto para confirmarlo.

Nos encontramos a Carlos en la sala de aislamiento después de su encierro intentando entretener a los chicos mientras sabe de la situación afuera. El fútbol chapas fue alguna de sus armas y me encantó este soplo de aire fresco para el personaje fuera de tanto nazi, él se lo pasó mejor que ellos y yo me entretuve porque él gana muchísimo con cosas comunes y personales. La tranquilidad dura poco, probablemente lo que el olor de María en la almohada en unas escenas más bonitas que las del otro día.

Llegan los nuevos infectados y aparece Clara para mi sorpresa (bueno, no tanta si una atiende a la rueda de prensa de la presentación) un personaje bastante inútil hasta ahora que pensé que no daría más de si. Le pide el neceser a María entre caras de misterios, y se encierra en el cuarto de baño donde tiene una lucha con Fermín que quiere tenerla vigilada porque sabe que es de Ottox. De momento me reservo la opinión de lo que sucederá entre ellos, después de descubrir que toma tranquilizantes y decidir devolvérselos por parte del cocinero. Aún así ¿había algo más chungo que las pastillas?, no me fío de ella y pienso que puede ir por dos caminos, la de mala arrepentida, o la de mala por su cuenta. Respecto a Curro me decepcionó algo este actor que está claro que querían destilara bordería, pero tenemos tantos con esa cualidad. Tan solo me llama la atención por qué Amaia pone esa cara de terror cuando lo ve en la zona de infectados. Así decide marcharse corriendo ante la hilarante actuación de los tacones de Lucía y coge un cuchillo y desaparece, lo que hace que Elsa se ponga flamenca y se exponga al peligro. Y es que los piques entre ella y el teniente acaban de nacer. Lo mejor cuando él peca de pardillo y se queda sin mascarilla y le mandan al interior para que Elsa le recuerde que allí manda ella y también tienen protocolos. Dos personajes con coraza y de fuertes personalidades que me gustará ver interactuar y sobre todo chocar para bien o mal.

Ahora me traslado a Iván y su mal carácter que ya comenté me empezaba a cansar, o mejor ya me cansa, y que aquí se volvió a repetir con lo de la paga a su madre. Lucía le da la medicina y cree que Amaia se la ha quitado al prestarle la chaqueta hasta que se la devuelve María porque se la había metido en los pantalones. Él no lo recuerda y vemos que son efectos secundarios nada menos que del Alzheimer, pérdida de memoria que es hereditaria en su caso. Se trata de una enfermedad muy seria que no sé si podrán tratar bien y en mi opinión personal creo que se han pasado de rosca y que dejar a María con un hijo que no la recordara sería muy cruel al estilo de la chapuza de la esterilidad, cuyos mareos pasaron a la historia y no por buenos si no porque dejaron de suceder. Esto da para la desconfianza de que Hugo esté infectado y todos se le echen encima. Rebeca lo defiende en otro ataque de bipolaridad en los guiones que yo no comprendo, o a lo mejor es que en las series españolas todas las parejas amorosas no pueden pasar por etapas de tranquilidad a la vez. Al final acaban ambos enterrados bajo los escombros pero de momento no temo por ellos.

Para acabar con lo menos destacable las niñas me sobraron con su trama del melón y creo que Julia merece mejores caminos que fantasmas y anónimos quinceañeros. A Roque se le ve que se va desmoronando, creo que se sabrá que mató a Carolina, lo que no si por él mismo o por otro, pero solo es cuestión de tiempo porque los chicos ya sospechan algo al descartar a posibles y Amelia y su embarazo que desapareció por ciencia infusa y que les da el dato de que Hugo era la mano derecha de Wulf no me interesa demasiado. Algo mejor que el precedente lo que me ofrecieron aún con muchas incógnitas por resolver, pero sobre todo me queda la sensación de que en las buenas escenas siempre acaba sorprendiéndote quien esperabas que iba a hacerlo.

Podéis repasar aquí las escenas de Fermín en este capítulo.