Todo lo que sé, lo aprendí de El Internado (El centro de la tierra), por Nicole.

Nicole nos trae una semana más su visión del último capítulo desde la perspectiva más sarcástica. No os la podéis perder ;)

- El hueco del ascensor llega a los laboratorios. Lógicamente, Marcos esta ansioso de llegar porque las medicinas que podrían salvar sus vidas y las de medio internado deben estar muy, muy cerca de ese lugar. Ah, no, espera… es para encontrar al hombre misterioso de los sueños.

- Fermín es apto para extirpar una bala del vientre de una mujer con recursos limitados. Pero como parece que por el tercer piso están algo aburridillos esta semana, están dispuestos a arriesgar la vida de una estudiante de 16 años para sacarle un poco de sangre al macarrilla de turno. Debe ser debido a su incalculable experiencia con las agujas.

- Las cerraduras en El Internado deberían estar de adorno. Total, todo el mundo se las pasa por el…

- Para 3 alumnos de grupo 0- en un colegio de 400, dos de ellos han sufrido una desgracia considerable y el único sujeto disponible es un tipo de lo más rastrero y de intenciones cuestionables. Vamos, soy yo, y me cambio de grupo sanguíneo.

- Muy acertado, de nuevo de nuestra querida Amelia, advertirle a la minipandi que no se metan por el hueco del ascensor porque “podría haber derrumbamientos”. Muy lógico, si señora. Total, el resto de los pasadizos están la mar de estables y libres de derrumbamiento alguno.

- Hay intentos de asesinato chapuceros, MUY chapuceros, y como los de Hugo. Vamos, que con enemigos tan hábiles como los suyos puede dormir tranquilo por las noches.

- La acertada mención de nuestra Chiqui la semana pasada en cuanto a la ausencia de los famosos gayumbos de corazoncitos no es la única prenda perdida en acción esta temporada, para la desgracia de la legión Fermaría. ¿Se puede echar tanto de menos a un uniforme de cocinero?