Echando humo.

Así me hallo. Este artículo no va de teatro, ni de series, ni de actores. Va más bien de libertad, que es algo que ha imperado desde el principio por estos lares. Aquí se ha hablado de casi todo, y vistas las últimas noticias, no puedo resistirme a escribir sobre ello. Os pongo en antecedentes para justificar mi indignación.

La ministra de Sanidad, Leire Pajín, a la que al margen de convicciones políticas habría un amplísimo vocabulario con el que adjetivarla, habló hace unos días al propósito de la prohibición de fumar durante el desarrollo de ciertas obras teatrales en cartel. Parece ser que a la señorita Pajín le parece poco el daño hecho a la cultura por su bienamada colega, la señorita Sinde, y también parece dispuesta a opinar sobre el mundo de la farándula y el teatro en general.

Dice la sosudicha que, tal como se hace con los asesinatos, también se podría simular que se fuma sin hacerlo realmente. Acudieron prestos los chicos del musical "Hair" (ahora en Barcelona, y denunciados hace unos días por un espectador) para especificar que no fuman tabaco, sino albahaca, hojas de nogal y otras plantas inofensivas.

Y en esas estamos. Porque mi cabeza, señores, echa humo. Se enciende ante la incompresión. Debe ser que mis pocas neuronas, corrompidas por la nicotina, no dan para más. Pero se me hace demasiado difícil, demasiado complejo, entender que en este siglo nos esté pasando esto. Porque entiendo que nadie tiene que tragarse el humo del vecino con su filete y sus patatas. Entiendo que el que quiera tomarse una copa en una discoteca no quiera fumarse tu Marlboro. Lo entiendo casi todo a este respecto. Pero no me entra en la cabeza que se cercene, se censure de este modo, el espíritu del teatro, el arte de crear un personaje.

Y sobre todo, me da miedo por lo que pueda suponer. Hoy es el tabaco, compañero fiel de Sherlock Holmes y del poeta en Nueva York de Lorca, fetiche en los dedos de la Stone, atmósfera en Casablanca. Pero ¿qué será mañana?

Dice Boadella, director de "Amadeu", que "la segunda parte será prohibir “Otello” por inducir a la violencia de género, u otras obras de Shakespeare por invitar al asesinato. Mal vamos si no se entiende el mundo del teatro como una excepción, un lugar donde ha de imperar la libertad."

La directora Tamzin Townsend, una de las imprescindibles de la escena en España en los últimos años, dice que "acabaremos por no poder desnudar a los actores ni decir tacos: el teatro tiene que representar la vida".

Para otro reconocido director, Ernesto Caballero, "la corrección política no se puede imponer sobre las obras porque nos quedaríamos sin las pitilleras de Oscar Wilde, sin Shakespeare, sin Esquilo, sin Sófocles, sin Molière... Esto es algo muy chocante que denota una incultura pavorosa".

No temáis, que nos apañaremos. El teatro no dejará de ser teatro por fumar cigarrillos eléctricos, por cambiar los "Cojones" por los "Recórcholis" o por omitir la misoginia de Otello, sustituyéndola por una leve adicción a los "Sálvame" de Telecinco, por poner un ejemplo de algo que sí está bien visto y que no produce daño en ningún ser humano.

Dice la Pajín que "En este país hay mucho talento y se sabrá perfectamente cómo hacerlo". Para talento el tuyo, guapa.

Fuentes: 1, 2, 3.

3 comentarios:

Aurora dijo...

Bastante de acuerdo con el artículo, con esa frase lapidaria final:). Formaremos un debate interesante, ya verás. Si es que al final de tanto querer lo correcto (correcto dependiendo de quien diga la palabra) tontos nos hacen.

Y es que el tema es peliguado. Primero voy a decir mi opinión acerca de los bares, a mí me parece bien que se prohiba en un sitio pequeño donde es bastante molesto. Entiendo que es una faena para el empresario porque el negocio se le va al garete(no veais lo que ha cambiado mi barrio desde el 1 de enero, antes oía a la gente fuera en verano, ahora todo el año, festival acústico ...)pero se echa uno el pitillo fuera unos minutetes y para dentro. No tengo por qué tragarme el humo del de al lado, pero también depende mucho de la actitud del fumador. De hecho hay gente que sí es bastante respetuosa en ese sentido.

Ahora punto dos, que es de lo que trata el artículo y que es para darle de comer aparte. Digo yo, si no te gusta el tabaco y van a fumar en el caso del teatro o ves que te va a molestar no pases a la función y ya. En el caso del cine yo veía a actores fumar con quince años y ahora no soy fumadora, igual me había dado por el sí pero dudo que hubiese sido por ver una peli de humprey bogart ¿es que nos lo tienen que dar todo masticado? Personalmente creo que ahora somos unos comodones en muchas materias con muchos ejemplos estilo"al niño que me lo eduquen"y es mucho mejor aprender a saber a lo que nos enfrentamos que cortar de raiz.

Efectivamente estamos cayendo en unos niveles de hipocresía brutal, y luego permiten otras cosas como cierta basura televisiva y hay que ver el ejemplo que da, me hago popular criticando al de enfrente, sin tener un mínimo de cultura y encima cobrando.

Pero volviendo al tema, vérás si al final no solo se cargan los doblajes de mi infancia (que no tiene que ver con esto) si no las escenas de cine de toda la vida, lo que habrá que ver.

Escarlata dijo...

Yo es que no tengo ya mucho que añadir porque el articulo deja todo bien clarito, xd la censura que no vuelva, yo entiendo la ley del tabaco en ciertos puntos estoy totalmente de acuerdo, pero leñe seamos sensatos tanto nos dañara la salud que un grupo de actores fumando en un escenario un par de horas a bastante distancia del publico? No si al final nos prohibiran cagar pedos por aquello del olor.

parchis dijo...

A mi es que esta actitud tan sumamente puritana (creo que es la palabra, por más que vayan de "modernos" con este tipo de declaraciones) me asusta. Yo que me reía cuando algún cenutrio estadounidense se escandalizaba por ver una teta por la tele y ahora toca lidiar con esta tontería en territorio patrio. En fins, ¿qué nos quedará por ver?

Genial el artículo, chiqui ;)